Dossier: Otto Skorzeny
Skorzeny |
Otto Skorzeny, el líder de los comandos de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, se dio a conocer al mundo en septiembre de 1943, cuando las emisoras de radio alemanas elogiaron a Skorzeny, quien previamente era desconocido para la mayoría de la población, como el hombre más peligroso de Europa por su papel clave en la operación aérea llevada a cabo para rescatar al derrocado dictador italiano Benito Mussolini de su arresto por miembros del ejército y la policía italiana.
Este fue el primer éxito de Skorzeny como líder del comando. Con los éxitos que siguieron, los medios de comunicación aliados también comenzaron a denominar a Skorzeny como el hombre más peligroso de Europa.
Su padre fue un ingeniero civil Austriaco. Antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Skorzeny, quien nació en 1908, vivió y trabajó como ingeniero en Viena, Austria. Durante sus años como estudiante universitario, sufrió una herida en su rostro en una contienda de esgrima, que le dejó una profunda cicatriz. En 1931, Skorzeny, de 6'4" de estatura, se unió a la rama austríaca del Partido Nazi y se mantuvo leal al NSDAP por el resto de su vida.
Hay tres detalles aparentemente sin importancia en la vida como civil de Skorzeny, que, según veremos, luego del comienzo de la guerra adquirieron una gran relevancia:
1.En 1934, Skorzeny y su esposa pasaron su luna de miel en Italia.
2.El 12 de marzo de 1938, cuando la Alemania nazi anexionó Austria, Skorzeny demostró su liderazgo al rescatar al Presidente de Austria, Wilhelm Miklas, ante el intento de asesinato por otros nazis austriacos.
3.Ernst Kaltenbrunner, el jefe de la rama austríaca de la SS, quien conocía a Skorzeny, se enteró de su participación en el rescate de Miklas.
Cuando la Segunda Guerra Mundial comenzó en 1939, Skorzeny fue reclutado de inmediato, pero en los primeros 3 1/2 años de la guerra su carrera militar no mostró ninguna señal de que él se convertiría en un líder de comandos en los dos años siguientes.
Inicialmente asignado a un entrenamiento técnico con la Fuerza Aérea, Skorzeny pasó las pruebas de ingreso, se unió a las fuerzas élite de voluntarios Waffen SS, y fue asignado a tomar entrenamiento de combate básico como candidato a oficial técnico.
Durante la invasión de Francia en mayo de 1940, Skorzeny fue integrante de la unidad de artillería pesada de la 1ra División de las Waffen SS, y fue testigo, no protagonista, del rápido avance alemán en el frente del oeste.
Un año después Skorzeny participó en la invasión alemana de Rusia como oficial técnico de la 2da División Waffen SS Das Reich.
En Rusia, Skorzeny vio alguna acción de combate real. Fue galardonado con la Cruz de Hierro y a finales de 1941 fue herido por los cohetes de la artillería rusa. Se negó a ser evacuado, y siguió luchando con Das Reich en Rusia, hasta que la combinación de su lesión en la cabeza y una enfermedad lo obligaron a ser evacuado a un hospital en Viena.
Skorzeny |
Una vez fuera del hospital, Skorzeny fue asignado a funciones lejos del frente en un almacén de la Waffen SS en Berlín, durante el término de la recuperación médica. Este periodo fue uno aburrido para él, por lo que deseaba regresar a su unidad de combate. Mientras tanto, Otto pasó muchos meses en Berlín leyendo y reuniéndose con otros oficiales de la Waffen SS. Skorzeny utilizó este periodo para estudiar toda la literatura que pudo encontrar acerca de la guerra de comandos y compartió sus opiniones sobre el tema con cualquier militar dispuesto a escuchar sus ideas.
El principal argumento de Skorzeny, basado en su experiencia en el frente ruso, era que el ejército alemán, que implementó tácticas de guerra innovadoras a principios de la guerra, poco a poco se deterioró y se vio forzado a pelear una guerra de desgaste contra un enemigo más fuerte. Su solución a este dilema era establecer unidades especializadas de guerra no convencional, especializadas en lucha detrás de las líneas enemigas, sabotajes, etc.
Skorzeny |
Toda la retórica de Skorzeny rindió frutos, cuando en abril de 1943 fue llamado a la sede de la Waffen SS para ofrecerle una plaza de oficial de formación técnica para llevar a cabo tareas especiales. Skorzeny aceptó de inmediato y fue ascendido a capitán de la recientemente creada unidad de las Waffen SS llamada Unidad Especial Friedenthal, cuyos cuarteles generales estaban ubicados precisamente en Friedenthal, cerca de Berlín.
Hasta 1943, el ejército alemán no creía en la necesidad de mantener unidades de guerra especiales no convencionales. Alemania tenía un ejército poderoso, el mejor del mundo en ese entonces, y no enfrentaba limitaciones políticas, diplomáticas o morales. En esos años, Adolf Hitler no tenía porque limitarse a enviar comandos a los países vecinos en los que tuviera intereses. La práctica usual era simplemente enviar al ejército para invadir y establecer una fuerza de ocupación.
Durante los primeros años de la guerra, la acción militar tras las líneas enemigas se llevaba a cabo mediante dos tipos de unidades, diseñadas mayormente para capturar los objetivos claves utilizando el elemento sorpresa y mantener dominio temporalmente hasta que el avance de la fuerza principal de invasión los relevara. Estas unidades fueron los paracaidistas y el Regimiento de Brandeburgo de la inteligencia militar alemana, que utilizaba soldados con fluidez en idiomas extranjeros vestidos con uniformes del enemigo para lograr el elemento sorpresa.
Skorzeny y el Duce |
Pero, según Skorzeny, esto ya no era suficiente para Alemania. La situación militar era cada vez más negativa para las potencias del eje y ya no era posible ocupar rápidamente los territorios enemigos. Esto finalmente obligó a la creación de una unidad militar capaz de ejecutar operaciones extendidas, independientes y complejas tras las líneas enemigas.
Dado que esta actividad se consideraba una extensión militar de las actividades de espionaje y sabotaje, la nueva unidad fue asignada al Departamento de Seguridad Exterior Ausland-SD, que era la rama de espionaje de la RSHA u organización de protección dentro de la SS que incluía la Gestapo (policía secreta), la SD (seguridad interna), el Ausland-SD (espionaje exterior), las investigaciones criminales y los Einsatzgruppen (escuadrones de la muerte a cargo de los asesinatos en masa de los grupos de población en los países ocupados).
En pocas palabras, la nueva unidad de Skorzeny pertenecía a la rama militar de la SS, ofrecía una nueva capacidad de sabotaje militar y disponía de capacidades de ataque superiores a las de los espías tradicionales.
A principios de 1943, la SS estaba buscando al hombre adecuado entre sus funcionarios, para dirigir la nueva unidad especial. Se buscaba a una persona con una combinación de liderazgo y buen juicio en situaciones delicadas, experiencia de combate, habilidades técnicas, y la lealtad ciega al partido NSDAP. El nombre de Skorzeny se sugirió al parecer por nada menos que Ernst Kaltenbrunner, que en 1943 era el jefe de la RSHA.
Autobiografía de Skorzeny |
Kaltenbrunner conocía Skorzeny desde sus años anteriores a la guerra en Viena, y debió recordar cómo Skorzeny, el ingeniero nazi, demostró juicio político excepcionalmente acertado y liderazgo cuando rescató al Presidente de Austria en aquella noche de 1938. En 1943 Skorzeny era un oficial de la Waffen SS condecorado, con experiencia de combate. Además, demostró valor y dedicación, era fanáticamente leal, y también abogó para que Alemania creara y utilizara unidades de guerra no convencionales. Kaltenbrunner sabía que a pesar de que Skorzeny, de 35 anos de edad, era sólo un teniente entonces, él era hombre que estaba buscando.
Una vez nombrado, Skorzeny comenzó a entrenar a sus hombres para las misiones especiales. Como parte de su entrenamiento, en repetidas ocasiones les decía que en su tipo de guerra especial tras las líneas enemigas, el no tener que disparar debía ser su pauta más importante. La filosofía de Otto era correr delante de sus hombres y no disparar su propia arma.
El 26 de julio de 1943, estando Skorzeny y su unidad listos para entrar en acción, Hitler se enteró de que su aliado político y militar Benito Mussolini, el dictador fascista de Italia, había sido destituido y arrestado por sus compatriotas.
Aparentemente, el pueblo italiano se había cansado de su dictador megalómano, quien era mucho mejor con las palabras que en los hechos. En cuatro años de guerra, Italia había perdido sus territorios en el Norte de África y en África Oriental. Sicilia había sido ocupada por los aliados y una invasión aliada de Italia continental era inminente.
El derrocamiento de Mussolini fue rápido y sin derramamiento de sangre. El Rey le convocó a su villa, le informó que la población lo odiaba y que debía renunciar. Cuando Mussolini salió de la oficina del Rey fue arrestado y se nombró a Pietro Badoglio, un ex político y Jefe del Estado Mayor, como el nuevo Primer Ministro provisional.
El rescate del Duce |
Hitler estaba terriblemente furioso por esta noticia. Estaba furioso, no sólo porque su compañero y amigo dictador había sido derrocado, sino también porque había muy poco que pudiera hacer al respecto. Él no podría tomar represalias por la invasión de Italia, porque Italia seguía siendo su aliado en la guerra, y el nuevo gobierno italiano de inmediato le aseguró que se mantendría fiel a su alianza, lo que hicieron durante un tiempo.
Estaba claro para ambas partes que el nuevo gobierno italiano estaba buscando la manera de cambiar de bando en la guerra, para poner fin a su alianza con la Alemania nazi, ofreciendo a Mussolini a los aliados como un gesto conciliatorio. Pero hasta ese momento, Italia seguía luchando hombro con hombro con el ejército alemán que había sido desplegado en gran número en la península. Todo lo que Hitler podía hacer era tratar de encontrar donde escondían los italianos a Mussolini antes de que lo entregaran a los aliados, y sólo entonces actuar para rescatarlo, con el fin de ponerlo de nuevo en el poder por la fuerza, esta vez como un títere alemán respaldado por el poder militar de los nazis.
Así que el día después del arresto de Mussolini, Otto Skorzeny y cinco otros comandantes de la mayoría de las unidades élite de Alemania fueron convocados con urgencia al Wolfsschanze, (puesto de mando en los bosques del este de Prusia). Una vez allí, los seis funcionarios, de los cuales Skorzeny era el de más bajo rango, se reunieron con Adolf Hitler. Hitler no les dijo por qué fueron convocados. En su lugar, después de que cada uno de ellos se presentó, Hitler se limitó a hacerle dos preguntas a cada uno de ellos:
¿Está familiarizado con Italia?
¿Qué piensa usted de Italia?
A la pregunta primera, sólo Skorzeny respondido que sí, refiriéndose a su luna de miel en Italia, nueve años antes.
A la pregunta segunda, mientras que los otros cinco oficiales dieron respuestas políticamente correctas acerca de Italia, Skorzeny decidió arriesgarse y responder simplemente: "Yo soy austriaco, mi Führer". Fue una respuesta breve que decía mucho. Skorzeny sabía que Hitler, también natural de Austria, comprendía que él estaba refiriéndose a la tradicional hostilidad entre Austria e Italia, que aumentó después de la Primera Guerra Mundial.
La estrategia funcionó. Hitler rechazó los otros oficiales y le dijo a Skorzeny lo que realmente sucedió en Italia, ya que los medios de comunicación alemanes habían informado que Mussolini había renunciado por problemas de salud. En ese momento, el Fuhrer le dijo que la misión que se le encomendaría era de la más alta importancia estratégica, ya que era necesario rescatar a Mussolini antes de que fuera entregado a los aliados.
Durante la duración de la misión, Skorzeny fue puesto bajo el mando del General Kurt Student, Comandante del Cuerpo de Paracaidistas, que también fue enviado a Italia con una gran fuerza élite de paracaidistas, para preparar la ocupación de Roma por la fuerza de ser necesario. Por razones de secretividad, Skorzeny se hizo pasar por ayudante General Student.
Después de reunirse con Student en el Wolfsschanze esa misma noche, Skorzeny llamó por teléfono a su ayudante, Karl Radl, y le pidió que preparara al amanecer una lista muy larga de todo tipo de equipos especiales imaginables, desde armas de fuego y explosivos, hasta tinte negro para cabello y varios hábitos de monje. Radl también se encargó de seleccionar los cuarenta mejores hombres de la unidad Friedenthal, incluyendo todos los que hablaban italiano. También se incluyeron diez agentes secretos de la Ausland-SD y se le ordenó que todos vistieran uniformes de paracaidista. Todo el grupo viajó a la sede militar alemana fuera de Roma.
El rescate del Duce |
En las siete semanas que siguieron, Skorzeny participó y recopiló información junto al grupo de inteligencia que trataba de localizar a Mussolini, como parte de la operación de rescate. Durante esas semanas, los italianos trasladaron a Mussolini en tres ocasiones, para evitar un intento de rescate. Tres veces los alemanes ubicaron a Mussolini y tres veces fue trasladado antes de que se pudiera iniciar la operación se asalto.
Mussolini fue trasladado primero a la pequeña isla de Ponza, frente a Nápoles. Luego fue trasladado a la pequeña isla de La Maddalena, cerca de Cerdeña, donde uno de los comandos de habla italiana de Skorzeny informó que vio a Mussolini a distancia en una villa aislada. Skorzeny voló en un bombardero para tomar fotos aéreas de la ubicación. El bombardero fue derribado por cazas aliados, pero Skorzeny y la tripulación del avión fueron rescatados por un destructor italiano. La nueva ubicación de Mussolini fue identificada por Herbert Kappler, el agregado policial de la embajada alemana en Roma, que interceptó una aparentemente insignificante transmisión de radio de la policía italiana relacionada a los preparativos de seguridad en Gran Sasso, la montaña más alta de los Apeninos italianos.
Kappler inmediatamente supuso que Mussolini sería llevado al hotel de esquí ubicado en la parte superior del Gran Sasso, que sólo era accesible por teleférico desde el valle de abajo. Otras fuentes de información convencieron a los alemanes que Mussolini podría estar en Gran Sasso.
Los alemanes tenían que darse prisa, ya que desde el 3 de septiembre de 1943 los aliados habían invadido la península italiana, el 8 de septiembre Italia se rindió y un día después los aliados desembarcaron más al norte, en Salerno, cerca de Nápoles. Italia todavía no era un enemigo de Alemania, pero ya no era su aliado. El tiempo era enemigo de Hitler. Las preparaciones alemanas para rescatar a Mussolini del Gran Sasso fueron mínimas debido a los efectos de los fuertes bombardeos aéreos aliados sobre la base alemana cerca de Roma.
Skorzeny voló otra vez en un bombardero, esta vez sobre Gran Sasso, y tomó fotos del hotel con una cámara de mano. Cuando regresó, un plan de ataque fue diseñado rápidamente por el General Student, Harald Mors (uno de los comandantes de Student del batallón de paracaidistas) y Skorzeny. El plan era simple, pero no era fácil.
Skorzeny |
Doce planeadores de asalto DFS 230, cada uno con nueve soldados y un piloto, pasarían sobre el Gran Sasso, a razón de un planeador por minuto. Cada piloto de planeador a continuación, tendría que luchar contra las condiciones del viento por encima de la cumbre de 9,500 pies en un intento de aterrizar en el pequeño trozo de tierra ubicado directamente al lado del hotel, que estaba rodeado por escarpadas pendientes en todas las direcciones.
Una vez en tierra, las tropas asaltarían el hotel donde se suponía que Mussolini se encontraba, en un intento de llegar al Duce antes de que los guardias tuvieran tiempo de dispararle.
Un grupo secundario llegaría simultáneamente en camiones a la estación del teleférico en la base de la montaña con el propósito de asegurarla.
Mussolini, a continuación, sería trasladado fuera del Gran Sasso mediante una avioneta liviana Stork.
La fuerza de asalto estaba compuesta por 81 paracaidistas en 9 planeadores, y Skorzeny con 25 de sus hombres y un invitado, en tres planeadores. El “invitado” de Skorzeny era el General Fernando Soleti de la policía militar italiana, que fue secuestrado por hombres de Skorzeny y obligado a abordar su planeador. La idea era que su presencia en el ataque confundiera a los guardias italianos.
No había tiempo para arreglar los mapas para los pilotos, que llegaron a Italia poco antes de la operación, por lo que fueron instruidos a seguir el avión remolque ubicado al frente, pilotado por los oficiales de inteligencia del General Student.
A pesar de enfrentar serias dificultades antes y después de la operación, la incursión llevada a cabo el 12 de septiembre de 1943 fue todo un éxito. Unos pocos italianos y alemanes resultaron heridos, pero nadie resultó muerto.
El planeador de Skorzeny fue inicialmente el segundo en la fila. Skorzeny tuvo que utilizar un cuchillo para cortar una pequeña ventana en la parte inferior del planeador que le permitiera recopilar información visual del área para asistir al piloto del avión remolque. La información era comunicada desde el planeador al avión remolque por un cable.
Skorzeny y Hitler |
Una vez en tierra, después de aterrizar cerca del hotel, Skorzeny corrió hacia adelante empujando al General Soleti delante de él, en busca de una puerta, cuando vio a Mussolini quien le miraba desde una ventana del segundo piso. Skorzeny le gritó al Duce que buscara refugio en el interior de la habitación para evitar ser alcanzado por posibles disparos. Los guardias italianos fueron sorprendidos y confundidos aún más por el General Soleti, quien les ordenó que no dispararan y menos de un minuto después Skorzeny entró en la habitación de Mussolini y desarmó a sus dos guardias, al momento en que dos de sus hombres entraron por la ventana después de escalar la pared. Tan pronto Mussolini fue asegurado en su cuarto, Skorzeny le saludó y declaró que el rescate había sido una iniciativa de Adolf Hitler.
En pocos minutos, todos los guardias italianos en el hotel de esquí y en la estación superior del teleférico fueron desarmados sin un solo disparo. Al mismo tiempo, los alemanes tomaron la estación del teleférico después de un tiroteo breve.
El Stork fue pilotado por el capitán Heinrich Gerlach, piloto personal del General Student. Después del aterrizaje, Skorzeny, hombre de gran tamaño, insistió en abordar el pequeño avión, colocándose en el compartimiento de carga detrás del asiento de Mussolini. Skorzeny explicó más tarde que no estaba dispuesto a arriesgarse a tener que informarle a Hitler que Mussolini había muerto en un accidente aéreo en las laderas del Gran Sasso después de un rescate con éxito, por lo que de ocurrir el hipotético accidente, prefería morir en el mismo.
El Capitán Gerlach albergaba sus propias dudas sobre las posibilidades de un despegue exitoso, ya que tenía que enfrentarse a una increíblemente corta y rocosa pista que terminaba en un abismo, la cual exhibía peligros que no fueron identificados previamente en las fotos aéreas que Skorzeny tomó un día antes.
Con Mussolini y Skorzeny a bordo, Gerlach, cuyos nervios eran de acero, logró despegar y estabilizar el avión, volando al nivel de los árboles para evadir los combatientes enemigos. Gerlach se guardó para sí que el motor se había averiado durante el despegue accidentado y no era plenamente funcional.
Al llegar a una base aérea alemana cerca de Roma, Mussolini y Skorzeny se trasladaron de inmediato a un bombardero alemán que los trasladó a Viena, y desde allí Mussolini fue llevado al Wolfsschanze ese mismo día.
Todos los participantes de la operación recibieron condecoraciones y reconocimientos. Skorzeny fue ascendido a Mayor, se le concedió la Cruz de Caballero y se hizo famoso. Kappler, el agregado de la policía alemana, también fue promovido. El capitán Gerlach, piloto del Stork, fue galardonado con la Cruz de Caballero por haber realizado uno de los despegues más difíciles en la historia de la aviación.
El relato más completo y detallado de la Operación Roble se puede encontrar en el libro de Greg Annussek "La operación de Hitler para salvar Mussolini" (Da Capo Press, 2005), cuyo texto es casi como un libro de ficción de Tom Clancy, pero es totalmente documental.
El ingeniero Skorzeny |
Tras su éxito en el rescate de Mussolini, Skorzeny y sus comandos regresaron a su base y continuaron entrenando. Skorzeny amplió su unidad, y poco a poco recibió el control sobre otras unidades alemanas especiales, incluyendo los buzos de sabotaje submarino de la Marina y, desde mayo de 1944, asumió el comando del Escuadrón suicida Leonidas de la Luftwaffe, equivalente a los Kamikaze japoneses.
El Escuadrón Leónidas se creó de voluntarios que se suponía que pilotaran una versión tripulada del misil crucero V-1.
El 20 de julio de 1944, cuando un grupo de altos oficiales del ejército alemán intentó derrocar al régimen nazi en Berlín tras su fallido intento de asesinar a Hitler en el Wolfsschanze, Skorzeny llegó a la sede de la SD y con un grupo de agentes armados se trasladó a la sede de los rebeldes en el edificio de la Reserva del Ejército, donde encontró a los líderes rebeldes, algunos ya detenidos y otros ejecutados. De inmediato asumió el control, detuvo las ejecuciones y transfirió a los rebeldes restantes detenidos a una prisión de la Gestapo. Luego permaneció en la sede de la Reserva del Ejército como comandante interino durante las próximas 36 horas hasta su relevo. Desde entonces, Hitler confió y apreció a Skorzeny aún más.
Tres meses más tarde, el Regimiento de Brandenburgo fue desmantelado, y la mayoría de sus hombres, quienes eran especialistas en la lucha tras las líneas enemigas disfrazados de soldados enemigos, fueron trasladados a la unidad de Skorzeny, donde jugaron un papel clave en su última operación especial.
En octubre de 1944, cuando Miklos Horthy, el dictador de Hungría y aliado de Hitler, estaba negociando en secreto su rendición ante Rusia, Hitler envió a la unidad de Skorzeny con la misión de evitar que Horthy se rindiera. Los hombres de Skorzeny secuestraron al hijo de Horthy y lo trasladaron en avión a Alemania. Cuando esto no logró convencer a Horthy, Skorzeny ocupó la ciudadela en donde Horthy se encontraba y lo sustituyó con un nuevo primer ministro pro-alemán.
Cuando regresó de Hungría, Hitler promovió a Skorzeny a teniente coronel y le dio una nueva misión. Como parte de la ofensiva planificada en las Ardenas en los últimos días de 1944, Hitler sugirió que los hombres de Skorzeny que hablaran inglés se infiltraran tras las líneas aliadas vestidos y equipados como los soldados estadounidenses, con el fin de crear una masiva confusión en el bando de los Aliados en apoyo del ataque alemán. Además de capturar jeeps aliados, los alemanes utilizaron tanques Pantera y otros vehículos alemanes pintados y modificados para parecerse a los vehículos de los Aliados. Debido a la duración de dicha operación, Skorzeny recibió el mando de una unidad provisional nombrada como la 150 Brigada Panzer SS.
La idea de Hitler fue un éxito. Además de los daños directos causados por las acciones de los falsos soldados americanos de Skorzeny, las noticias y los rumores de su propagación entre las tropas aliadas provocaron una reacción que fue mucho más perjudicial. El tráfico de oficiales aliados de todos los rangos y de los refuerzos y suministros necesarios se vieron dilatados por la repentina necesidad de corroborar que los militares que transitaban eran auténticos americanos. De hecho, la identidad de los americanos no solo fue verificada con la presentación de documentos de identidad, sino también respondiendo a preguntas de trivia, debido a la sospecha evidente de que los alemanes disfrazados también poseían papeles de identificación falsos.
Cuando algunos de los soldados de Skorzeny fueron capturados, expresaron bajo interrogatorio que su misión era llegar a París y asesinar al Comandante Supremo General Eisenhower. Esto era una mentira, pero como resultado Eisenhower fue confinado a su oficina por mucho tiempo.
Skorzeny consideró que la Operación Greif fue un fracaso. Debido a los retrasos, sólo un pequeño número de sus hombres en realidad se infiltró tras las líneas aliadas y el resto, la mayor parte de su unidad, tuvo que luchar como soldados regulares.
En febrero de 1945, Otto Skorzeny demostró sus habilidades de mando por última vez en la línea de defensa alemana del río Oder, a 50 millas al este de Berlín. Hitler convocó a Skorzeny otra vez, le otorgó la Cruz de Caballero con Hojas de Roble, y lo envió a una gira de inspección a lo largo del frente oriental.
Dos días antes de que Hitler se suicidara en su búnker de Berlín, a Skorzeny se le ordenó ir a Baviera en el sur de Alemania y comandar las fuerzas alemanas en una última batalla hasta el final. Pero cuando llegó allí, no quedaban tropas que comandar. Diez días después terminó la guerra y Skorzeny, el hombre más peligroso de Europa, se entregó. Su unidad de comando se rindió en Linz.
Durante los Juicios de Nuremberg, Skorzeny fue acusado de crímenes de guerra durante la Operación Greif, pero fue absuelto después de que un alto oficial británico declaró que las operaciones especiales de las fuerzas especiales aliadas también habían luchado ocasionalmente utilizando uniformes alemanes.
Debido a que su liberación del campo de prisioneros de guerra en donde se encontraba se retrasó por mucho tiempo, Skorzeny escapó y llegó a la España fascista. De ahí emigró a Argentina, donde trabajó como asesor de seguridad y guardaespaldas. También fue asesor de Nasser, el dictador de Egipto. Finalmente Otto Skorzeny regresó a su profesión como ingeniero civil y estableció una empresa de construcción en España que lo convirtió en un multimillonario. El pionero de las tácticas de comando murió en 1975.
Para conocer más/Fuentes:
www.2worldwar2.com
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