King Tiger WSS

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domingo, 16 de diciembre de 2012

La Operación Tracer: El complejo subterraneo ultra secreto en Gibraltar


La operación militar denominada “Tracer” fue una altamente clasificada durante la Segunda Guerra Mundial, cuya sede fue  Gibraltar, que era entonces una colonia británica y base militar. La motivación para el plan era un esquema de 1940 diseñado por Alemania para capturar Gibraltar, cuyo nombre en código era Operación Félix. Tracer fue idea del Almirante John Henry Godfrey, Director de la División de Inteligencia Naval del Almirantazgo Británico. En síntesis, en 1941 se decidió crear un puesto de observación secreto en Gibraltar diseñado para seguir funcionando incluso si Gibraltar caía en manos del enemigo. Desde estas facilidades ultra secretas, los movimientos de los buques enemigos se hubieran informado al Reino Unido por medio de comunicación inalámbrica.
Vista desde uno de los puntos de observación
Godfrey pidió la asistencia de varios asesores distinguidos para llevar el plan a buen término. El plan era tan secreto que Godfrey se reunió con sus asesores en su residencia privada, en lugar de Whitehall, para finiquitar los detalles. Se tomó la decisión de construir la instalación usando un sistema de túneles existente, que conectaba el Bunker de Lord Airey, que era el refugio militar subterráneo justo al norte de la batería Lord Airey. La batería de artillería se encontraba en la cresta superior del Peñón de Gibraltar, cerca del extremo sur de lo que hoy es la Reserva Natural Roca Alta.

La construcción subterránea se inició a finales de 1941, y se terminó a finales del verano de 1942. Las cámaras subterráneas servían como puesto de observación dual, con una rendija de observación con vistas a la bahía de Gibraltar y una abertura más grande hacia el Mar Mediterráneo. Seis hombres fueron seleccionados para la operación, incluyendo un oficial ejecutivo como líder, dos médicos y tres operadores de telecomunicación inalámbrica. Los seis hombres se habían ofrecido voluntariamente para ser sellados en el interior de la cueva, de caer Gibraltar en manos de las potencias del Eje.

Los hombres seleccionados tenían pleno entendimiento de que estarían sellados dentro de la instalación subterránea durante aproximadamente un año, aunque podrían ser objeto de una estadía mucho más larga. Las provisiones para una estancia de siete años se habían reunido y depositado en el complejo.

No obstante, el plan nunca fue activado. El Director de Inteligencia Naval ordenó que las provisiones almacenadas en el complejo se distribuyeran, y la cueva fue sellada. Desde ese momento, los rumores de un complejo secreto, circularon por décadas en Gibraltar, hasta el descubrimiento de las cámaras y túneles en el año 1997 por el Grupo de Espeleología Gibraltar. La autenticidad del sitio fue confirmado por uno de los constructores en 1998, y una década más tarde por uno de los médicos que estaba asignado al proyecto. El último miembro sobreviviente del equipo Tracer, murió en 2010.

Este complejo escondido en el interior del Peñón de Gibraltar, a ser operado en el caso de su captura por parte de las Potencias del Eje, no solo disponía de vastas cantidades de suministros, si no que habría generado su propio suministro de aire y electricidad. El agua potable habría sido proporcionada por una cisterna que se llenaba con agua de lluvia, que a su vez entraba por la piedra caliza porosa. Cada detalle fue planificado, para que el equipo de trabajo fuera autosuficiente. En ese sentido, se construyó una cámara en el subsuelo la cual estaba cubierta con tierra, para servir de cementerio en caso de que cualquiera de los seis soldados muriese, de forma tal que su cuerpo pudiera ser enterrado sin que la guarnición enemiga lo supiera.
Baldosas de corcho aislantes

El suelo de la habitación principal en sí estaba cubierto de baldosas de corcho, el cual tiene conocidas cualidades  aislantes y a prueba de sonido. Un conjunto de escaleras conducían a la razón de ser del proyecto-misión, o sea, un punto de observación secreto, pues la idea era monitorear los movimientos de los barcos enemigos que pasaban por el estrecho de Gibraltar, bajo la ocupación del Eje. Uno de los puntos de observación mira el lado este de la Roca y el Mar Mediterráneo, a 418 metros sobre el nivel del mar. En el punto de observación se han encontrado los restos de una malla y pedazos de madera, los cuales se utilizaban para encubrir la mirada hacia fuera.

El Teniente Comandante, Cirujano Bruce Cooper era el ultimo sobreviviente de la Operación Tracer, y murio a los 96 años en el 2010. 
Bruce Cooper

Para conocer más/Fuentes:

http://www.wehrmacht-awards.com/forums/showthread.php?t=639211

viernes, 14 de diciembre de 2012

Personajes que Hicieron Historia; Georg Bose


Georg Bose sirvió como Lider de Pelotón en el Sturmgeschütz-Abteilung 177 y el Panzerjäger-Abteilung 69. Se le acreditan 44 tanques enemigos destruidos. Se destacó en el Frente del Este desde 1941 a 1945, siendo galardonado con la Cruz de Caballero el 21 de septiembre de 1944, después de su ejecutoria de julio de 1944, antes de ser capturado por los rusos y mantenido en cautiverio hasta 1948. Georg Bose fue también merecedor del Panzerkampfabzeichen "50", la Cruz de Hierro de 1ra y 2da Clase, la Medalla de Combate Cuerpo a Cuerpo en Bronce, la Insignia de Asalto General "25", la Insignia de Herido en Negro. Falleció el 26 de septiembre de 2011.

Se dice que durante su vejez, Bose estuvo muy activo en la Internet. En el 2007, el Foro 1infanteriedivision publicó las siguientes expresiones de Mr. Bose, producto de una pregunta que le fue formulada por medio de un correo electrónico:

¿Qué tipo de tanque enemigo usted consideraba como el más peligroso?

GB: Todos los tanques son peligrosos, no hay tal cosa como un tanque inofensivo. Pero si te refieres a que tanques enemigos le temíamos más,  probablemente estaríamos hablando del KWII y los últimos modelos del Stalin (JS). Las tripulaciones de los tanques rusos eran buenas. Cuando los T-34 aparecieron en el frente, nuestros tanques los superaron, aunque sé que la literatura moderna cuenta una historia diferente. Es cierto que estaban mejor armados y blindados, pero el comandante de un T-34 también actuaba como artillero. También tuvo que utilizar una mira de pésima calidad, y aún habiendo identificado un objetivo,  tenía que cambiar de posición para apuntar y disparar. Durante todo ese proceso, nosotros podíamos disparar en 4 o incluso 5 ocasiones. Según mi experiencia, los rusos tendían a tener mala puntería hasta el final de la guerra. Los tanques rusos también estaban mal hechos. Tenían marcas de soldadura en crudo y tenían bordes afilados en todas partes. Usted podría cortarse en pedazos si no tenía cuidado. Los únicos tanques aliados que enfrentamos fueron Shermans y Lees, que fueron utilizados por los rusos. No eran tan peligrosos como los tanques de fabricación rusa y eran destruidos más fácilmente. Sé que en algunos casos nuestros proyectiles traspasaban a los tanques Sherman de lado a lado, en adición a que se quemaban más fácilmente que el T-34. Nunca tuve que enfrentar a un tanque británico.


Un tanque enemigo tenía que incendiarse para poder ser clasificado como “muerto”. Más tarde, cuando yo estaba al mando, no aceptaba reclamos de destrucción de tanques en los que el blindado enemigo no se quemaba. Un denominador común de todas las muertes que me fueron acreditadas es que el tanque enemigo explotó o se quemó después de ser impactado. Todos los tanques enemigos que destruimos fueron victimas del cañón L48 de 75mm. Nuestros Stug III y IV utilizaban ese cañón y también fue usado en los Jagdpanzer IV que recibimos a finales de 1944. Los Jagdpanzers con el L70 de 75mm principalmente fueron a parar a manos de la Waffen-SS. Me hubiera gustado utilizar uno de estos. El L48 de 75mm era suficiente para destruir cualquier tipo de tanque enemigo. Era preciso y el proyectil sólo comenzaba a decaer después de un intervalo de aproximadamente 1000 metros. Eso era bueno, ya que no se necesitaba calcular la trayectoria. Si el enemigo se encontraba a menos de 1000 metros, sólo teníamos que apuntar el cañón hacia el objetivo y abrir fuego. Tuvimos una excelente mira también. Al hacer frente a los tanques como el KW y Stalin, apuntábamos a sus puntos débiles, como el anillo de la torreta.


En septiembre de 1944 destruimos un T-34 en movimiento a una distancia de unos 1.400 metros, con el primer disparo. Los modelistas y entusiastas de la historia que se ponen en contacto conmigo siempre me preguntan por el Tiger, y algunos ni siquiera saben que los StuGs destruyeron más de 35.000 tanques enemigos durante la guerra. Incluso, aún si los tripulantes de los tanques de los regimientos Panzer nos miraban con recelo, ellos sabían lo buenos que éramos. Como yo, la mayoría de los artilleros de las unidades Sturmgeschutz pertenecíamos a la artillería anteriormente. Sabíamos cómo manejar un arma. El StuG era un arma excelente.

Para conocer más/Fuentes:

http://1infanteriedivision.wordpress.com/2012/12/06/on-enemy-tanks-georg-bose-stug-ace/


domingo, 19 de agosto de 2012

Personajes que hicieron historia; Diddo Diddens y su Stug


Diddo Diddens nació en Bunderhammrich (Ostfriesland) el 22 de abril de 1917. Este hijo de agricultores sirvió como un líder de las Juventudes Hitlerianas en su ciudad natal. Tras completar su servicio compulsorio de seis meses en el R.A.D, se unió al ejército. Fue comisionado como teniente de la reserva después de la campaña francesa. Su primer mando fue como comandante de la II.Zug II. / Sturmgeshòtzabteilung 185. Le concedieron la Cruz de Caballero el 18 de marzo de 1942, por su distinguido servicio durante los combates del invierno de 1941-42, destruyendo 35 tanques soviéticos.
 
Se dice que Diddens estaba reacio a abandonar el StuG.Abt. 185, pero afortunadamente para Grossdeutchland finalmente lo hizo, para hacerse cargo del recién formado pelotón del Mayor Hans–Joachim Schipers (Grossdeutchland StuG.Abt) en la primavera de 1942. Diddens y su pelotón formaron parte de ésta división hasta Voronezh y el Don, terminando con las amargas batallas defensivas en y alrededor de Rzhev en 1942.
 
Sirviendo hasta 1943 en Kursk, Kharkov y la retirada al río Dniéper, el Oberleutnant Diddens se ganó una reputación como un formidable y audaz destructor de tanques.
 
En abril de 1944, Diddens, como comandante del I./StuG.Abt GD, se encontraba en batalla en Rumania. Diddens y sus hombres, apoyados por los Pz.gr.RGT GD II y III, atacaron a los rusos en los bosques entre Barbatetsi y Vascani, al norte de Targul-Frumos I. Luego de destruir 23 cañones antitanque, de repente se enfrentaron a una gran cantidad de tanques soviéticos en un área de montaje. Diddens retrocedió hacia las líneas alemanas, pero acabó con 3 tanques y 2 cañones antitanque. Esta acción fue mencionada en un comunicado de la Wehrmacht el 27 de abril de 1944. Entre el 2 y el 10 de mayo, Diddens continuó distinguiéndose en el campo de batalla, y a tenor con su filosofía característica insistió que cada soldado bajo su mando recibiera una participación equitativa en sus logros personales, al ser publicados en la “orden del día”.
 
Los soviéticos renovaron sus ataques el 23 de mayo al norte de Zahorna con  apoyo aéreo. Un contraataque inmediato por el GD StuG.Bde liderado por Diddens, en unión al Pz.A.A GD del Rittmeister Gerhard Schroeders, retomaron Zahorna. No obstante, las abrumadoras fuerzas enemigas los detuvieron. Con Diddens y Schroeder gravemente heridos, el ataque fue cancelado.
 
Diddens estuvo cerca de la muerte en un hospital del ejército el 15 de junio después de haber sido objeto de la amputación de su pierna derecha. El Generaloberst Schorner lo visitó para conferirle el Eichenlaub a su Cruz de Caballero, debido a que sus graves heridas imposibilitaron que Hitler se la entregara personalmente. Schorner hizo todo lo posible para garantizar que Diddens tuviera una buena recuperación. Recibió cartas deseándole pronta recuperación de sus superiores, contemporáneos y los hombres la División Grossdeutchland. Eventualmente Diddens se recuperó y fue asignado a tareas ligeras con las defensas locales en su pueblo. Además de la Cruz de Caballero con Hojas de Roble, recibió la Cruz de Hierro (1ra y 2da clase), el Distintivo de Herido en negro, plateado y oro, la Medalla de Asalto General, y la Medalla del Frente del Este. Murió en 1997 en su pueblo natal.
 
Para conocer más/fuentes:
 
http://www.Grossdeutschland.net/Diddens.htmlwn.

jueves, 5 de julio de 2012

El supercañón de Hitler; Vergeltungswaffe 3 (V-3)


El Comandante de la Armada Real y autor Ian Fleming no incorporó en sus novelas el concepto de las bases militares subterráneas profundas alemanas (BMSP) a consecuencia de una imaginación demasiado activa, y tampoco como escenario ficticio para su héroe James Bond, si no que se enteró de la existencia de las bases reales como parte de su trabajo de inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial. Inclusive, él envió agentes secretos de su Unidad de Asalto 30 a misiones de reconocimiento y sabotaje. En ese sentido, Craig Cabell ha realizado un gran trabajo de investigación sobre Fleming, sus agentes y sus esfuerzos para sabotear los proyectos alemanes V-1 y V-2 en sus libros, “La Historia de la Unidad de Asalto 30” y “La Guerra Secreta de Ian Fleming.” De hecho, solo el bombardeo aliado pudo evitar que el V-3, que era un cañón de artillería de largo alcance diseñado para atacar Londres con hasta 300 proyectiles por hora desde Calais, Francia, entrara en acción.

El V-3 (Vergeltungswaffe 3), también conocido como el Hochdruckpumpe (bomba de alta presión), y Fleißiges Lieschen, fue un supercañón alemán  que partía del principio de multi-cargas, mediante el cual una serie de cargos secundarias se detonaban para añadir velocidad al proyectil. El arma fue planeada para ser utilizada en el bombardeo de Londres desde dos grandes bunkers ubicados en la región de Pas-de-Calais, en el norte de Francia. Esta plataforma de ataque fue inutilizada por los bombardeos aliados antes de que pudiera ser utilizada. Sin embargo, dos cañones similares se utilizaron para bombardear a Luxemburgo de diciembre de 1944 a febrero de 1945.

El diseño básico fue incorporado más tarde por los EE.UU. y Canadá en el desarrollo de proyectos como HARP en la década de 1960.

El arma utilizaba múltiples cargas de proyección situadas a lo largo de la longitud del cañón, sincronizadas para disparar tan pronto el proyectil pasaba, para proporcionar un impulso adicional. Debido a su rendimiento  superior y facilidad de uso, el supercañón utilizaba cohetes de combustible sólido en lugar de las cargas explosivas. Estos fueron dispuestos en pares simétricos a lo largo de la longitud del cañón, en ángulo, para proyectar su empuje contra la base del proyectil después de su paso. Esta disposición dio lugar a su nombre/código Tausendfüßler, que es alemán para "milpiés".

A diferencia de las armas convencionales de la época, este cañón de interior liso disparaba un proyectil con aleta estabilizadora, ya que dependía de la aerodinámica en lugar de las fuerzas giroscópicas para evitar el desvío, lo que resultó en un coeficiente de resistencia más alta.

En 1943, el ingeniero alemán Augusto Conders, de Röchling Stahlwerk AG, propuso un sistema eléctrico de detonación de varias cargas explosivas. Gracias al éxito de otro proyecto de Conders, llamado “Röchling Shell", varias figuras importantes del Partido Nazi se percataron de su potencial, incluyendo a Albert Speer, Ministro de Municiones de Hitler.

Conders recibió la orden de producir un prototipo del supercañón Hochdruckpumpe de 20 mm de calibre, que resultó satisfactorio. En este punto, Adolf Hitler, que había estado siguiendo con interés el proyecto, decidió intervenir. Se decidió que una batería de 50 cañones de tamaño mayor se ubicaría en el norte de Francia, y se utilizaría para bombardear Londres.
Réplica del V-3 en Calais

Conders había construido un supercañón de calibre completo en Magdeburgo, en el centro de pruebas de Hillersleben. Pero al final de 1943 surgieron problemas graves tanto en la puesta en vigor del principio básico del arma y en la producción de un diseño factible para los proyectiles que iba a disparar. Incluso, cuando todo funcionaba correctamente, la velocidad de salida del proyectil se corroboró en un poco más de 1.000 metros por segundo (3.300 p/s), que era muy lejos de lo que se había prometido. No obstante, los planes de construcción de una arma de tamaño completo con un cañón de 150 metros (490 pies) en Misdroy (isla báltica de Wolin), cerca de Peenemünde, continuaron. Mientras tanto, la construcción de los bunkers subterráneos en Mimoyecques (Francia) también se desarrollaba, aunque ya habían sido atacados por la USAAF y la Real Fuerza Aérea. En marzo de 1944, ante la ausencia de buenas noticias desde Misdroy, el Heereswaffenamt (Oficina de Adquisiciones de Armas) tomó el control del proyecto y Conders se convirtió en uno de los ingenieros que trabajaron en los tres problemas principales: el diseño del proyectil, la obturación, y la ignición de las cargas secundarias.

Seis empresas diferentes, incluyendo Krupp y Skoda, produjeron diseños satisfactorios para los proyectiles. Los problemas de obturación se resolvieron mediante la colocación de un pistón de sellado entre el proyectil y la carga propulsora inicial, que a su vez impidió que el destello de la carga saliera adelante del proyectil, y resolvió el problema de controlar la detonación de las cargas secundarias. A finales de mayo de 1944 habían cuatro diseños para el proyectil de 150 mm con alerones, uno fabricado por Fasterstoff (diseñado por Füstenberg), y otros tres por Röchling (Conders), Bochum (Verein-Haack), y Witkowitz (Athem). Las pruebas se realizaron en Misdroy del 20 al 24 mayo 1944, verificándose  alcances de hasta 88 kilómetros. El 4 de julio de 1944, el arma de Misdroy fue disparada con 8 municiones, recorriendo uno de los proyectiles de 1,8 metros de largo unos 93 km. El arma estalló durante la prueba.

Tras la decisión de Hitler de que los supercañones se ubicaran en el norte de Francia para bombardear Londres, la tarea de encontrar un lugar adecuado para las baterías se le dio al mayor Bock, del Festung Pioneer-Stab 27, que era el Regimiento de Fortificación del LVII Cuerpo, XV Ejército, que en esa época estaba situado en el área de Dieppe. Un estudio realizado a principios de 1943 llegó a la conclusión de que una colina, con un núcleo de roca, sería el lugar más adecuado, ya que los tubos de los cañones podían ser colocados en túneles inclinados y el equipo de apoyo y los suministros se podían ubicar en los túneles adyacentes. Los supercañones no serían movibles, por lo que estarían permanentemente destinados a Londres.

Un lugar adecuado fue seleccionado en una colina de piedra caliza a unos 5 kilómetros al norte de las canteras Hidrequentes, en Mimoyecques, cerca de la región de Pas-de-Calais, en el norte de Francia. El lugar propuesto era muy cercano a Cap Gris Nez, donde las plataformas de lanzamiento de los V-1 y V-2 estaban en construcción. El sitio estaba a  8 kilómetros del mar y a 165 kilómetros de Londres. Denominados como  Wiese (pradera) y Bauvorhaben 711 (Proyecto de Construcción de 711), la Organización Todt comenzó la construcción en septiembre de 1943 con la instalación de líneas ferroviarias para facilitar el trabajo, y comenzó a excavar los pozos para la instalación de los tubos en octubre. El diseño inicial constaba de dos instalaciones paralelas situadas aproximadamente a 1.000 metros (3.300 pies) de distancia una de la otra, que en total sumaban 50 supercañones. Ambas instalaciones tenían acceso a un túnel de ferrocarril subterráneo y varias galerías subterráneas de almacenamiento de municiones.

Las fotografías aéreas de reconocimiento tomadas el 18 de septiembre de 1943 en Marquesa-Mimoyecques mostraron actividad sospechosa que no había aparecido en anteriores imágenes tomadas el 2 de septiembre. La Unidad Central de Interpretación (CIU) emitió un informe sobre las imágenes de Marquesa-Mimoyecques el 25 de septiembre de 1943 y el lugar fue atacado el 5 de noviembre de 1943 como parte de la Operación Crossbow, la cual resultó en daños menores, 10 muertos y 32 heridos. Un estudio detallado del sitio se llevó a cabo el 13 de noviembre de 1943, el cual concluyó que se trataba de un nuevo tipo de emplazamiento bélico,  y el único de su tipo descubierto hasta ese momento. El informe describió en detalle las instalaciones ferroviarias en fase de desarrollo, así como ocho extrañas estructuras que se identificaron como las cubiertas de los tubos de lanzamiento de cohetes.

A pesar de que los bombardeos del sitio tuvieron poco efecto, los ataques aéreos aliados en las redes de comunicación y los centros industriales redujeron la actividad industrial alemana, lo que obligó a los alemanes a revisar sus planes para permitir un ahorro sustancial de hormigón en todos los sitios en construcción. Se decidió por lo tanto,  reducir el proyecto interrumpiendo el trabajo en el emplazamiento del oeste para concentrarse en cambio en el sitio del este. El complejo del este constaba de cinco túneles en ángulo de 50 grados, alcanzando 105 metros (344 pies) por debajo de la cima de la colina. Los cinco túneles se originaban en la cima de la colina y se desplazaban a través de una losa de concreto de 30 metros (98 pies) de ancho y 5.5 metros (18 pies) de espesor. Grandes placas de acero protegían las cinco aperturas y cada túnel tenía una puerta blindada especial. Una serie de extensos túneles y ascensores de apoyo para los cañones estaban poblados por cerca de 1.000 tropas de Artillería del 705 Abteilung y por unidades de apoyo que se habían desplegado en Mimoyecques. El 705 Abteilung se había organizado en enero de 1944 bajo el Teniente Coronel Jorge Borttscheller para operar en el complejo de armas de Wiese.

Los planes eran tener la primera batería de cinco cañones lista para marzo de 1944, y el complejo total de supercañones antes del 1 de octubre de 1944. Sin embargo, después de un fallo en el campo de pruebas Misdroy en abril de 1944, el proyecto se redujo aún más, de cinco túneles a tres. El sitio fue finalmente puesto fuera de servicio el 6 de julio de 1944, cuando los bombarderos de la RAF del 617 Escuadrón  de Bombarderos atacaron con 5.400 kilogramos (12.000 libras) de bombas de penetración profunda (Tallboys).

Una bomba impactó directamente la losa de hormigón en la parte superior del complejo, colapsando el túnel IV, y otros tres Tallboys penetraron en el sistema de túneles, creando grandes daños. A pesar de que se hicieron esfuerzos para remover los escombros a finales de julio, era obvio que el daño era demasiado severo para justificar la construcción, ya que la Fuerza Aérea Real podía coordinar nuevos ataques.

Se hicieron planes para reconstruir la batería de cañones en el centro  Rixtent B81 de oxígeno líquido, pero esto nunca ocurrió. Los aliados sin embargo, no se percataron de que los trabajos habían concluido en  Mimoyecques, y otras misiones continuaron en el área. Una misión fue llevada a cabo el 6 de agosto de 1944, como parte de la Operación Afrodita, con aviones no tripulados B-17 y B-24, cargados con explosivos, pero ninguno de los objetivos fueron alcanzados. Una nueva misión fue realizada el 12 de agosto, la cual resultó en un fracaso y la muerte de Joseph P. Kennedy, Jr. en un B-24.

Eventualmente, Mimoyecques fue invadido por la 3ra División de Infantería de Canadá el 5 de septiembre de 1944. El proyecto finalmente quedó bajo el control de la SS y el General Hans Kammler, quien ordenó que estuviera listo para finales de 1944. Debido a los esfuerzos de Walter Dornberger, una batería de dos cañones más cortos, de aproximadamente 50 metros (160 pies) de largo con 12 tuberías paralelas inclinadas, se construyeron y se colocaron en manos de la unidad de Artillería 705 Abteilung bajo el mando del capitán Patzig. Estos fueron localizados en un barranco boscoso del río Ruwer, en Lampaden, a unos 13 kilómetros (8,1 millas) al sureste de Tréveris, en Alemania.

Las dos armas se apuntaron al oeste, descansando en 13 estructuras de soporte de acero, sobre una sólida base de madera en una pendiente de 34 grados. La ciudad de Luxemburgo (que había sido liberada en septiembre de 1944) se encontraba a unos 43 kilómetros (27 millas), por lo que fue designada Objetivo Nº 305. Entre los dos cañones se construyeron bunkers de hormigón, así como diez refugios más pequeños para almacenar los proyectiles y las cargas propulsoras.

El montaje de las armas de los cañones de Lampaden coincidieron con los últimos preparativos para la Batalla de las Ardenas. Sin embargo, el suministro de municiones se convirtió en un problema debido al estado de la red ferroviaria alemana. Con el tiempo y debido a la situación crítica, se decidió utilizar un proyectil de 150 milímetros con un peso de 95 kilogramos (210 libras) y con una carga explosiva de 9 kg (20 libras). El propulsor estaba compuesto por una carga principal de 5 kg (11 lb) y 24 cargas auxiliares, para un total de 73 kilogramos (160 libras).
Gen. Kammler 

Durante la ofensiva de las Ardenas, la cual comenzó el 16 de diciembre de 1944, Kammler recibió órdenes del OB Oeste (Comando del Ejército alemán en el oeste) para comenzar a disparar a finales del mes, y el 30 de diciembre de 1944, el primer cañón estaba listo para la acción. Dos rondas de calentamiento fueron disparadas inicialmente, seguidas por 5 proyectiles, que fueron disparados en secuencia. La velocidad inicial lograda por los proyectiles fue de aproximadamente 935 metros por segundo (3.070 m / s). El segundo cañón se puso en marcha el 11 de enero de 1945 y un total de unos 183 proyectiles se dispararon del mismo hasta el 22 de febrero de 1945, pudiéndose confirmar que 44  cayeron en el área urbana. Las armas no fueron particularmente eficaces; de los 142 disparos que impactaron a Luxemburgo, el total de bajas fue de 10 muertos y 35 heridos. Una de las armas fue desmantelada el 15 de febrero, y los ataques cesaron el 22 de febrero, cuando las unidades del Ejército de Estados Unidos habían avanzado hasta 3 kilómetros (1,9 millas) del sitio Lampaden.

Una segunda batería de cañones comenzó a desplegarse en enero de 1945 en Bühl, la cual apuntaba a Belfort en apoyo a la Operación Nordwind. A pesar de que uno de los cañones fue instalado antes de que el fracaso de la ofensiva Nordwind pusiera en riesgo la zona, los equipos fueron removidos antes de que pudiera abrir fuego. Hubo otras propuestas para implementar las baterías para bombardear Amberes y otras ciudades, pero éstas no se llevaron a cabo debido al mal estado de la red ferroviaria alemana y la falta de municiones. Los cuatro cañones restantes fueron abandonados en las facilidades de Röchling en Wetzlar y el 705 Abteilung fue re-equipado con artillería convencional. Los componentes de los cañones, repuestos y municiones restantes fueron capturados y enviados a los Estados Unidos, donde fueron probados y evaluados en el campo de pruebas de Aberdeen, Maryland, donde fueron desechados finalmente en 1948.
Restos de un emplazamiento de un V-3 en la isla de Wolin

Hoy día, el museo de Mimoyecques permite a sus visitantes observar las galerías (en varias etapas de construcción) y los daños ocasionados por los bombardeos aliados. También se encuentran disponibles los restos de los supercañones, una réplica a escala del V-3, y ejemplares de los distintos sistemas de maquinarias, sistemas de ferrocarril, y las herramientas empleadas como parte de la operación del supercañón. El sitio también contiene monumentos a los trabajadores forzados utilizados por los alemanes durante la construcción, junto al  monumento a los aviadores perdidos en acción durante la destrucción de la base.

Para conocer más/fuentes:

http://www.combatreform.org/everhearoftheV3.htm

viernes, 25 de mayo de 2012

Los campos de batalla de Kaprolat y Hasselmann revisitados en el 2003 y 2005


Las batallas de Kaprolat y Alturas de Hasselmann fueron los enfrentamientos más feroces y violentos que cualquier unidad militar noruega halla experimentado en la historia de las guerras modernas. Las pérdidas experimentadas por los noruegos representaron una porción significativa de las pérdidas de voluntarios durante la Segunda Guerra Mundial.

Cuando el Skijegerbataljon SS se vio obligado a retirarse durante la batalla dejaron atrás a sus compañeros caídos, sin saber cuántos fueron hechos prisioneros y desconociendo el destino de sus colegas, muchos de los cuales dieron sus vidas en el campo de batalla. A raíz de este caos, las posibilidades de regresar al área eran remotas. Menos de un año después, la guerra habría terminado, otras preocupaciones ocuparon a los sobrevivientes y la Cortina de Hierro cerró el acceso a esta zona al resto del mundo.

No obstante, la idea de regresar siempre estuvo ahí. En algún momento alguien tenía que volver y traer a casa los restos humanos, para darle un cierre a este capítulo de la historia de Noruega.

No fue sino hasta 2003 que alguien llegaría a estas remotas colinas de nuevo. Durante los años anteriores, los parajes habían estado detrás de la Cortina de Hierro, la cual era eficazmente protegida por la Unión Soviética, en adición a que la zona era muy remota, por lo que no se podía accesar sin una buena planificación. Así las cosas, una expedición de historiadores noruegos y rusos hicieron el viaje a este campo de batalla en el año 2003 y más tarde en el 2005. Lo que encontraron fue el campo de batalla tal y como lo dejaron los soldados rusos, 60 años después. Los soldados se encontraron con exactitud donde cayeron, tanto los noruegos, así como los rusos. Las armas, tanques, equipos, y enseres personales también fueron hallados.

Muy pronto quedó claro que alguien tenía que tomar una decisión sobre qué hacer con los restos de más de 100 ciudadanos noruegos encontrados. Muchos de ellos fueron identificados por sus placas de identificación, sus anillos de boda, etc. y sus familias en Noruega fueron notificadas. El resto podría, por supuesto, ser identificado con la tecnología actual de ADN. La esperanza detrás de todos los implicados era ofrecer certeza a las familias, amigos y otras personas que desde hace mucho tiempo habían estado viviendo en la incertidumbre.

Los familiares de los soldados caídos se pusieron en contacto con el Primer Ministro de Noruega, Kjell Magne Bondevik, para solicitarle su ayuda para traer a estos noruegos de regreso a suelo patrio. El Sr. Bondevik, el Primer Ministro de una de las naciones más ricas del mundo, y ministro de profesión, dijo cínicamente a las familias de los caídos que esta empresa era la responsabilidad de Alemania. Ante esto, tenemos que  preguntarnos si después de tantos años de incertidumbre para estos ciudadanos noruegos el gobierno de su país se iba a mantener de brazos cruzados y en un perpetuo estado de negación histórica. El hecho de que estos soldados ya habían pagado el precio más alto posible, producto de una decisión tomada en otra época, parecía no tener ninguna importancia, y ciertamente su ciudadanía no tendría peso en la postura del gobierno de Noruega.

Los restos de varios soldados fueron devueltos a sus familias en Noruega a través de la financiación privada. No fue sino hasta marzo de 2007 que el Gobierno de Noruega decidió que iba a asumir cierta responsabilidad por los soldados olvidados de Noruega. A esos efectos contribuyeron con 1,000,000 de coronas noruegas (aproximadamente 160,000 dólares EE.UU.) suministrados con el propósito de financiar la búsqueda de los restos de los soldados y para darles una sepultura adecuada en Rusia. Irónicamente, Rusia, que es el país contra el cual lucharon, es quien les brindó su última morada. Puede ser que esto sea una buena señal de que las relaciones entre Noruega y Rusia están en buenos términos de vecindad. Sería bueno pensar que los noruegos y los rusos están de acuerdo en que nunca más volverán a luchar unos contra otros.

Las fotos de este artículo muestran imágenes captadas en Kaprolat y Hasselmann durante las expediciones de 2003 y 2005. Si bien todos coinciden en que este lugar es muy bonito y pintoresco, debe quedar claro que esto no es la forma o lugar en que los restos de estos soldados deben ser conservados.

El Gobierno de Noruega posteriormente concedió una suma de dinero para identificar los restos humanos encontrados en Kaprolat y Hasselmann, así como para localizar otros voluntarios noruegos que aún permanecen en la zona. Por ejemplo, gracias a las pruebas de ADN, los restos de Ran Lykke Himberg fueron identificados. El Consulado de Noruega en San Petersburgo organizó la operación para que los restos fueran devueltos a su familia en Lillesand.

Los restos de otros 28 voluntarios noruegos han sido retirados del lugar y llevados a San Petersburgo, bajo el cuidado de la Administración de Servicios de Cementerios de Guerra rusos y el Consulado de Noruega en esa ciudad. Estos restos se han guardado en pequeños ataúdes numerados bajo el cuidado del Deutsche Volksbund Kriegsgräberfürsorge para su identificación. 

Para conocer más/fuentes:

http://www.frontkjemper.com/index_files/kaprolathasselmann.htm

jueves, 10 de mayo de 2012

Halt Befehl y Dunkerque; el día que Alemania perdió la Segunda Guerra Mundial


General Gerd von Rundstedt
El 10 de mayo 1940 las fuerzas Panzer alemanas irrumpieron a través del bosque de las Ardenas en el cruce de las fronteras franco-belga-alemana y se dirigieron al Canal Inglés, rodeando durante el proceso a poco menos de medio millón de soldados aliados en el proceso, entre ellos las únicas unidades móviles del ejército francés y toda la Fuerza Expedicionaria Británica. Heinz Guderian, Comandante del Primer Cuerpo Panzer, estaba sólo a unos veinte kilómetros de distancia de la ultima oportunidad de escape cuando se le ordenó súbitamente que se detuviera. Las razones para la orden de detenerse han permanecido en la penumbra hasta la fecha, a pesar de que a Guderian se le informó que los alrededores de Dunkerque eran demasiado pantanosos para sus blindados, dato que él sabía que era simplemente falso, debido a sus visitas personales al frente. Cabe preguntarse, ¿Por qué se tomó la decisión de detenerse?; ¿Por qué esta decisión está rodeada de controversia hasta este día?

Muchos piensan que la orden de detención fue un gran error  y que las razones dadas para fundamentar la misma son solo excusas pensadas y esgrimidas con posterioridad a los hechos, cuyo propósito es servir de justificación para dicha orden. Lo cierto es que los británicos estuvieron muy cerca de un desastre de magnitud impensable. Con los ejércitos de Gran Bretaña destruidos o neutralizados sólo era cuestión de tiempo antes de que los británicos se vieran obligados a aceptar un acuerdo humillante y de rodillas, el cual le hubiera permitido a Hitler mantener la hegemonía sobre Europa.

II. Blitzkrieg y su aplicación en Francia

Iniciemos este análisis examinando la Batalla del Bolsillo de  Dunkerque para alcanzar su comprensión en el contexto de la campaña de la que formaba parte. A lo largo de los años que precedieron la Gran Guerra, el ejército alemán dedicó tiempo y recursos a la tarea de crear un plan que le permitiese lograr la victoria en la próxima guerra europea que inevitablemente habría de surgir. Fue el mejor soldado de Alemania, Heinz Guderian, el principal promotor de la idea de una guerra de movimiento, más tarde llamada Blitzkrieg, que había sido ignorada por los altos mandos de los ejércitos aliados. De hecho, Liddell Hart desarrolló  teorías similares a las de Guderian, las cuales fueron ignoradas por el Estado Mayor de Gran Bretaña. Guderian propuso que los nuevos blindados alemanes serían la solución al dilema estratégico de Alemania, que se había manifestado en la forma de las guerras prolongadas de desgaste. Según la teoría del Blitzkrieg, los tanques son agrupados en grandes unidades autosuficientes, las cuales se concentran en el punto decisivo de la batalla, llamado Schwerpunkt, donde se supone que superen las defensas del enemigo. En las palabras de Guderian "nicht Klotzen kleckern". Desde allí los blindados se mueven a la retaguardia del enemigo, neutralizando todos los centros administrativos, logísticos y de mando sin pasar por los puntos de resistencia del enemigo, los cuales quedan en manos de la infantería.

"La defensa de Dunkerque"
Las claves del Blitzkrieg, según Guderian lo imaginaba, eran la movilidad y la comunicación. La movilidad era esencial: el asalto debe cortar por las líneas enemigas frontales, y nunca se debe detener hasta que los ejércitos enemigos están en desorden y no tienen ninguna capacidad ofensiva significativa. El ingrediente final es el apoyo aéreo para proteger a los Panzers, facilitado por la comunicación entre los mandos terrestres y los aviones de apoyo.

La campaña alemana en el oeste se inició el 10 de mayo de 1940, con un ataque de distracción en Bélgica y los Países Bajos proveniente de las lentas fuerzas de infantería, que era una repetición del Plan Schlieffin que había resultado en un fracaso espectacular durante la Primera Guerra Mundial. Esto era exactamente lo que esperaban los aliados, por lo que la Fuerza Expedicionaria Británica y el Primer Ejército Francés, que eran los únicos elementos móviles de todos los ejércitos aliados en Francia, se trasladaron a Bélgica para enfrentar la amenaza percibida. Los Panzers alemanes surgieron de repente en el flanco aliado, flanqueando la Línea Maginot francesa, lo que desestabilizó las fuerzas aliadas en Bélgica, las cuales se dirigieron directamente a la costa, llegando el día 20, aislándose medio millón de tropas.

III. Contraataque en Arras y Repercusiones

No fue sino hasta el 22 de mayo que los británicos fueron capaces de organizar un contraataque. En este día unas cuantas docenas de tanques de infantería británicos (Mk I y II) encabezaron el ataque en la retaguardia de la 7ma División Panzer del General Erwin Rommel, ocasionando fuertes bajas. Rommel frenéticamente informó a Rundstedt que estaba siendo atacado por cientos de tanques y rápidamente se trasladó a contrarrestar la amenaza utilizando tanques y cañones antiaéreos, siendo esto una violación a la estricta teoría del Blitzkrieg. Bajo el mando directo de Rommel el asalto aliado fue repelido. Gerd von Rundstedt, Comandante del Grupo de Ejércitos A, considerado un conservador de la Primera Guerra Mundial, estaba muy desconcertado por el contraataque en Arras y, por temor a más ataques por los flancos, especialmente desde el sur, emitió un informe a Hitler notificando el suceso. Hitler, que estaba tan nervioso como Rundstedt, tomó esto muy en serio. Las acciones de Rundstedt iban a tener consecuencias incalculables sobre el comportamiento futuro de la campaña y en última instancia el resultado de la guerra.

III. Halt Befehl

Allá para el 23 de mayo, las tres divisiones Panzer del Panzerkorps de Guderian (1º, 2º y 10º) fueron derrotando la resistencia aliada en Boulogne y Calais, dos de los tres puertos restantes disponibles para una evacuación británica, y Guderian estaba preparando un asalto final para tomar el último punto posible de salida para los maltrechos ejércitos aliados en el Norte: Dunkerque. Los británicos recién habían terminado de combatir contra el Grupo de Ejércitos B de Von Bock, y Guderian estaba más cerca de Dunkerque que todo el ejército británico, y no había nada que se interpusiera en su camino. Temprano el día 24, Hitler se presentó en la sede de Von Rundstedt en un estado de colapso nervioso, exigiendo saber el pronóstico de Rundstedt sobre la amenaza para el flanco sur donde el grueso del ejército francés se mantuvo, y al menos sobre el papel, podría fácilmente abrumar al estrecho “Corredor Panzer" que separaba a la mayor parte de Francia de sus mejores ejércitos. Rundstedt pidió prudencia inmediata y sugirió a Hitler el cese del avance hacia Dunkerque, permitiendo que los Panzers disfrutaran de un día o dos de descanso y recuperación.
Guderian 
Hitler, plenamente de acuerdo, dejó la decisión en manos de Rundstedt, el general más conservador de la Wehrmacht.

Al final del día 24 de mayo, Guderian recibió un telegrama desde la sede de Rundstedt que decía: "Las divisiones blindadas deben permanecer al alcance de la artillería mediana desde Dunkerque. Solo se concede permiso para movimientos de reconocimiento y protección". Ante esto, Guderian se quedó estupefacto, pues no se le dieron las razones de la orden de detención. En principio, esta acción iba en contra de todo lo que él creía como pionero del Blitzkrieg, ya que se había perdido el momentum. Guderian continuó el avance de todos modos, tratando de cortar los aliados de la ciudad, pero a la mañana siguiente un nuevo telegrama llegó respaldado por la autoridad de Hitler diciendo que el avance no iba a continuar y ordenando el  retiro a las líneas del frente de la noche anterior. Es importante recordar que Guderian no sabía las razones de la detención y presumió que había algún otro plan del cual no estaba conciente. A pesar de los esfuerzos frenéticos de casi todos los oficiales de importancia en el ejército alemán para que la orden fuera anulada, no fue sino hasta la noche del 26 de mayo, finalmente, que Rundstedt autorizó la continuación del avance. En este espacio aparentemente corto de tiempo, los británicos habían construido un fuerte cordón defensivo que desafió todos los esfuerzos alemanes para penetrar a raíz de la derogación de la orden. No fue hasta el 4 de junio que los Panzers de Guderian llegaron al puerto desierto, justo a tiempo para ver como los franceses se embarcaban en un sinnúmero de destructores en dirección a Inglaterra, para luchar de nuevo otro día. Al final, 338,000 hombres fueron sacados de las playas de Dunkerque, un número realmente sorprendente.

En ese momento, la mayoría pudo identificar el "Milagro de Dunkerque", como los británicos rápidamente lo bautizaron, como una catástrofe para los alemanes. Más tarde, casi todos los generales alemanes de alguna manera catalogaban a Dunkerque como un desastre de primera magnitud para Alemania, situándose al nivel de Túnez, Stalingrado y Kursk, a pesar de que en el momento en que ocurrió se vio ensombrecido por la victoria contra Francia. La opinión popular apoya abrumadoramente la idea de que Hitler tomó la decisión por la única razón de que esperaba que sus conocidos sentimientos de benevolencia hacia el pueblo británico fueran reciprocados en la mesa de negociaciones. Sin embargo, y para la sorpresa de muchos, los historiadores que se oponen al "Halt Befehl" y los que lo apoyan están divididos casi por la mitad. Muchos de los que lo apoyan gozan de mucha credibilidad debido a que han estudiado el tema de manera mucho más amplia que la mayoría de los de la otra escuela de pensamiento. La pregunta obligada en esta etapa es: ¿Podría la creencia popular ser incorrecta y Hitler haber estado en lo correcto?
Evacuación de Dunkerque
IV. Los historiadores en favor de la "Halt Befehl"

El autor principal de la escuela en favor de la orden de cese es Len Deighton, quien ha escrito excelentes libros sobre la Batalla de Inglaterra, la teoría del Blitzkrieg, y las primeras campañas de la guerra. Es un escritor muy popular y considerado una autoridad en la caída de Francia. Deighton es de la creencia de que la orden de detención no fue un error y que era una orden perfectamente razonable cuando se consideran todos los factores relevantes, tales como el deber de preservar los tanques para las ofensivas más al sur y las marismas de Flandes. De hecho, los pantanos de Flandes es uno de los principales argumentos utilizados por muchos autores que suscriben este punto de vista. Dunkerque está en la misma región en donde ocurrió la infernal Batalla de Passchendaele, que tuvo lugar en 1917, la cual fue de tal magnitud que se dice que trenes enteros quedaron sumergidos en el lodo y los soldados se ahogaron en masa antes de llegar al frente. El propio Hitler había luchado en dicha batalla en 1917 y todavía tenía malos recuerdos de ella. De acuerdo con Deighton, Hitler tenía miedo de que los Panzers pudieran atascarse en el barro, ocasionando un gran número de bajas. A ello se debe el que sus recuerdos de Passchendaele se unieran a los puntos de vista conservadores de Rundstedt, con el consabido resultado que todos conocemos.

Otro escritor notable de esta opinión es Nicolás Harman, quien escribió un libro llamado “Dunkerque: El mito Patriótico”. Este autor afirma que Rundstedt es quien  únicamente tiene la culpa de la orden de detención, aunque en su opinión, esa era la decisión correcta. De hecho, él cree que los alemanes tuvieron la suerte de mantener a los aliados atrapados en Dunkerque, evitando fuertes pérdidas. En retrospectiva, dice Harman, es evidente que los alemanes pudieron haber avanzado, pero sufriendo fuertes bajas, las que pudieron poner en peligro la campaña en el sur de Francia. "Al final ganó la prudencia", dice, al referirse al choque de filosofías entre Rundstedt y Guderian. No obstante lo anterior, esta obra tiene algunos defectos evidentes y por lo tanto su fiabilidad es limitada.

Según estos autores, Hitler no podía arriesgar a sus preciados Panzers en las marismas de Flanders.

V. Los historiadores contra la "Halt Befehl"

Heinz Guderian fue el general a cargo de los Panzerkorps relegados a barrer la costa. En sus memorias, Guderian  escribe sobre sus experiencias y afirma con toda convicción que el avance debió haber continuado, teniendo en cuenta que absolutamente nada se interponía en su camino. Él estaba en el campo entre el 22 y el 23 de mayo y afirmó que los temores de Hitler y Rundstedt con respecto al lodo y los Panzers carecen de fundamento. Es importante tener en cuenta que esta es la opinión de la única persona que en realidad se encontraba en el frente y que pudo observar las condiciones allí.

El historiador Bevin Alexander, autor de: "Cómo Hitler pudo haber ganado la Segunda Guerra Mundial: los errores fatales que llevaron a la derrota de los nazis" evidentemente tiene una opinión valiosa sobre el tema. Alexander opina que una de las mayores oportunidades desperdiciadas para la victoria alemana se perdió al detener los Panzers fuera de Dunkerque. De acuerdo con Alexander, Rundstedt tomó la decisión lógica de detener el avance para descanso y recuperación, pero se extendió innecesariamente y esto se tradujo en la fuga de la Fuerza Expedicionaria Británica. De igual manera, la tesis de este autor asigna gran parte de la culpa a Goering, quien garantizó a Hitler algo que no podía cumplir. De hecho, Goering y la Luftwaffe tuvieron un papel determinante en el fiasco de Dunquerke. Hermann Goering aseguró a Hitler que la Luftwaffe sería capaz de aplastar cualquier intento de intervención de evacuación, por lo que el avance de Guderian no era necesario. Esto tuvo el efecto de reforzar la creencia de Hitler de que los blindados debían ser conservados para los ataques hacia el sur.

Albert Kesselring estuvo a cargo del Luftflotte a quien se le ordenó la tarea de destruir el Bolsillo de Dunkerque. Su opinión sobre la orden de detención fue que era un error, al cual responsabilizaba a Goering. Parece, sin embargo, que Kesselring no estaba familiarizado con los detalles de la cadena de acontecimientos que antecedieron la orden de cese (a Rundstedt no lo menciona). A lo anterior se debe que el Generalfeldmarschall siempre pensó que Hitler había ordenado la detención. Sin embargo, es a Goering a quien le atribuye la culpa, al garantizarle al Fuhrer que la Luftwaffe sería capaz de ganar una batalla de tierra desde el aire. Kesselring afirma que Goering no le hizo caso a sus advertencias ni a las del Jefe de Estado Mayor de la Luftwaffe (Hans Jeschonnek) de que la Luftwaffe ya estaba sobrecargada y mal preparada para tratar de hundir los barcos que transportaron a numerosos soldados.

Estos autores y otros, muestran las deficiencias evidentes en las afirmaciones hechas por oficiales que no estaban  presentes en el campo de batalla y que fueron a su vez los que tomaron las decisiones durante el período comprendido entre mayo 24-26. Es innegable que la orden de detención no estaba justificada incluso cuando se examinan los argumentos de los partidarios de la misma desde el punto de vista más favorable. Analicemos los argumentos a favor del cese en detalle.

VI. Descanso y Recuperación

El principal argumento planteado por los que apoyan las acciones de Rundstedt se reduce a afirmar que los hombres de Guderian estaban cansados y que las fuerzas Panzer habían sufrido un gran desgaste, por lo que requerían reposo y tiempo para reparar sus vehículos. Uno de los proponentes de esta teoría fue tan lejos como para afirmar que la detención después de llegar a la costa fue producto de la naturaleza teórica del Blitzkrieg. No obstante, el propio Heinz Guderian fue el oponente más ferviente del cese. Además, afirmar que los Panzers necesitaban un alto de 72 horas, por las razones mencionadas anteriormente, refleja una falta de comprensión de los principios de la guerra acorazada. Los Panzers habían sufrido en su mayoría  problemas de funcionamiento mecánico o daños de menor magnitud a causa de los ataques de la infantería. Sólo una fracción de los vehículos eran pérdidas totales. Estos vehículos ligeramente averiados podían ser fácilmente reparados en cuestión de horas. De hecho, cuando la orden de cese se dio el día 24, la fuerza de los Panzers ya había sido aumentada considerablemente, hasta casi el máximo de su fuerza, y la mayoría de las operaciones pudieron haberse llevado a cabo el día 25, incluyendo la captura del puerto de Dunkerque. En última instancia esto significa que no era necesario un descanso de más de 24 horas, y mucho menos uno de 72. Lo anterior fue violatorio de las reglas cardinales del Blitzkrieg, como Guderian había previsto correctamente.

VII. Los posibles contraataques

El otro argumento principal que se plantea a favor del cese es la amenaza planteada por el Ejército Frances por el sur, posibilidad que recibió un énfasis especial de parte de Von Rundstedt a Hitler. Si bien es cierto que, si los alemanes hubieran precipitado la destrucción del bolsillo de Dunkerque los franceses hubieran tenido el tiempo suficiente como para lanzar un contraataque con éxito, similar al de Arras, no es menos cierto que los franceses hubieran necesitado un general talentoso con la capacidad para percatarse de la oportunidad que la retaguardia alemana presentaba, de haberse empantanado los blindados en los campos de los alrededores de Dunkerque. Partiendo de la premisa de que un asalto a Dunkerque habría requerido una o posiblemente dos divisiones Panzer, el Ejército Alemán todavía habría contado con ocho o nueve divisiones en posición para responder a cualquier ataque de los franceses durante el 25 o 26. A esto se añade que una posible ofensiva francesa no sólo requería tiempo para prepararse, si no que hubiera sido evidente para los aviones de  reconocimiento de la Luftwaffe que patrullaban las zonas de concentración. Además, los franceses contaban con muy pocos tanques en el sur de Francia y simplemente habría sido cuestión de tiempo para que las divisiones de infantería francesas, deficientes en el apoyo aéreo táctico y en armas anti-tanque, fueran enfrentadas a Rommel, Reinhardt, Hoeppner o Kleist y sus Panzers.  

VIII. Las Marismas de Flandes

Los campos que rodeaban Dunkerque habían sido inundados por la lluvia de los días anteriores, convirtiéndolos en una serie de ciénagas pantanosas. Esto, a su vez, pudo tener el efecto de obligar a los Panzers de Guderian a permanecer en las calles angostas del área donde podían ser fácilmente emboscados. Este es obviamente el mejor argumento a favor de la orden de detenerse. Sin embargo, la pequeña distancia de doce millas que separa a los blindados y el puerto era fácilmente superable, en adición a que la tierra se había secado lo suficiente para el día 24 como para soportar a los vehículos a campo traviesa. Incluso, si esto no fuera el caso, el uso imaginativo de la infantería motorizada y de las unidades blindadas en coordinación era el modus operandi de Guderian, por lo que fácilmente pudieron superar cualquier unidad defensiva británica en los alrededores del pueblo, mientras que la fuerza principal aliada tendría sus manos llenas con el Grupo de Ejércitos B de Von Bock en el norte.
Evacuación de Dunkerque
IX. Goering y la participación de la Luftwaffe

La mayoría de los historiadores apuntan su dedo hacia Goering cuando se habla del responsable del escape de los aliados. Fueron sus representaciones erróneas sobre las posibilidades de evitar cualquier evacuación desde el aire las que llevaron a Hitler a error. Si Hitler hubiera permitido al menos que una de las divisiones Panzer de Guderian continuaran el ataque contra el puerto, es muy posible que éste habría caído con relativa facilidad. Debido a la falta de caminos en realidad no había necesidad de más tanques, ya que de seguro hubieran congestionado las calles de Dunkerque, situación que se observó en el verano de 1942 cuando el Cuarta Ejército Panzer de Hoth congestionó las vías que utilizaba el Sexto Ejército de Paulus en torno al Don, lo que se tradujo en la desastrosa Batalla de Stalingrado. Por su parte, Kesselring, Wolfram von Richtofen (primo del famoso Barón Rojo) y Hans Jeschonnek, quienes  que estaban al mando en diferentes niveles de toda la Luftwaffe, se opusieron vehementemente a la decisión y trataron de advertir a Goering del riesgo que su pretensión suponía para la Luftwaffe. En fin, Goering no puede escapar su culpa.

X. El fomento de una paz con Gran Bretaña

El propio Hitler expresó más tarde que él deliberadamente permitió a los británicos escapar, sabiendo que tenía el poder para destruirlos, lo que presumiblemente los ingleses sabrían también. Esta explicación por sí sola puede ser vista como una completamente absurda, o de lo contrario Hitler no habría ordenado a la Luftwaffe impedir la evacuación mediante el bombardeo de las playas y los barcos aliados. El hecho de que Goering afirmó que la Luftwaffe "no dejaría piedra sobre piedra en Dunkerque" ilustra sus intenciones con claridad suficiente. Esta es evidencia contundente para descartar la teoría y las afirmaciones sobre la paz con Inglaterra.

XI. La cualificación de Rundstedt y Hitler

A pesar de la ilustre reputación de Rundstedt, resulta ser de gran interés el hecho de que prácticamente todos los oficiales en una posición de autoridad en la Wehrmacht alemana se oponían a la orden de detención por razones obvias, con las excepciones, por supuesto, de Hitler, Goering y Rundstedt. Inclusive, Rundstedt todavía tuvo el atrevimiento de rechazar las órdenes para continuar el avance, tanto de Halder, Jefe del Estado Mayor, y de Brauchitsch, Comandante en Jefe del Ejército, escondiéndose detrás de la autoridad de Hitler. Rundstedt fue tal vez el general más conservador en el ejército alemán que ocupaba un cargo de cierta importancia y esto lo hacía no apto para el mando de una fuerza que requería del liderazgo más audaz y atrevido, y las maniobras más revolucionarias y poco ortodoxas de la guerra hasta ese momento. En el caso de Hitler, éste nunca tuvo ningún tipo de educación militar formal más allá de la formación superficial que había recibido como cabo de un regimiento bávaro de la reserva.

XII. Conclusión

Después de un estudio cuidadoso y exhaustivo del tema, sólo se puede llegar a una conclusión: La orden de detención era necesaria para que el debilitamiento del Panzerkorps de Guderian pudiera ser subsanado. Pero el cese solo debió durar entre doce y veinticuatro horas. Más allá de veinticuatro horas, la realidad es que existe poca o ninguna justificación para extender la paralización. Evidentemente, el cese de casi tres días enteros no parece tener fundamento racional alguno. Este periodo de tres días de inacción le costó a Alemania la guerra. Por su parte, los británicos fueron capaces de retirarse a Dunkerque, manteniendo un cordón defensivo en torno al puerto, y no tardaron en escapar a Inglaterra. Las teorías que pretenden justificar la orden de cese bajo la premisa de que había que preservar los tanques o fomentar una futura paz con Inglaterra sencillamente no tienen sustrato histórico en los hechos, y parecen ser pretextos popularizados después de los hechos para justificar el error de Hitler. Si a los Panzers se les hubiera permitido continuar el avance hacia Dunkerque el 24 de mayo 1940, en lugar de varios días después, los Ejércitos de Gran Bretaña habrían sido destruidos, lo que hubiera permitido a Alemania e Italia proseguir con su estrategia en el mediterráneo, viéndose privados los británicos de disponer de los ejércitos para luchar contra Rommel en África y en Grecia. Egipto habría caído, presumiblemente Malta también, y los ingleses habrían sido obligados a abandonar el Mediterráneo. Sin una base en el Mediterráneo, las Islas Británicas se pudieron haber enfrentado a la creciente amenaza de  invasión, mientras que la fuerza de su armada y fuerza aérea se habrían reducido, junto a su capacidad para hacer la guerra. Sin las tropas de la Fuerza Expedicionaria Británica en Dunkerque, la estrategia mediterránea inglesa hubiera fracasado y un regreso al continente habría sido imposible. En síntesis, de no ser por el error de Rundstedt, Goering y Hitler en Dunkerque, el resultado de la Segunda Guerra Mundial hubiera sido sin duda diferente.

Para conocer más/fuentes:

http://forum.axishistory.com/viewtopic.php?f=54&t=75431&start=0