Las batallas de Kaprolat y Alturas de
Hasselmann fueron los enfrentamientos más feroces y violentos que cualquier
unidad militar noruega halla experimentado en la historia de las guerras
modernas. Las pérdidas experimentadas por los noruegos representaron una
porción significativa de las pérdidas de voluntarios durante la Segunda Guerra
Mundial.
Cuando el Skijegerbataljon SS se vio
obligado a retirarse durante la batalla dejaron atrás a sus compañeros caídos,
sin saber cuántos fueron hechos prisioneros y desconociendo el destino de sus
colegas, muchos de los cuales dieron sus vidas en el campo de batalla. A raíz
de este caos, las posibilidades de regresar al área eran remotas. Menos de un
año después, la guerra habría terminado, otras preocupaciones ocuparon a los
sobrevivientes y la Cortina de Hierro cerró el acceso a esta zona al resto del
mundo.
No obstante, la idea de regresar siempre
estuvo ahí. En algún momento alguien tenía que volver y traer a casa los restos
humanos, para darle un cierre a este capítulo de la historia de Noruega.
No fue sino hasta 2003 que alguien llegaría
a estas remotas colinas de nuevo. Durante los años anteriores, los parajes habían
estado detrás de la Cortina de Hierro, la cual era eficazmente protegida por la
Unión Soviética, en adición a que la zona era muy remota, por lo que no se
podía accesar sin una buena planificación. Así las cosas, una expedición de historiadores
noruegos y rusos hicieron el viaje a este campo de batalla en el año 2003 y más
tarde en el 2005. Lo que encontraron fue el campo de batalla tal y como lo
dejaron los soldados rusos, 60 años después. Los soldados se encontraron con
exactitud donde cayeron, tanto los noruegos, así como los rusos. Las armas,
tanques, equipos, y enseres personales también fueron hallados.
Muy pronto quedó claro que alguien
tenía que tomar una decisión sobre qué hacer con los restos de más de 100
ciudadanos noruegos encontrados. Muchos de ellos fueron identificados por sus placas
de identificación, sus anillos de boda, etc. y sus familias en Noruega fueron
notificadas. El resto podría, por supuesto, ser identificado con la tecnología
actual de ADN. La esperanza detrás de todos los implicados era ofrecer certeza a
las familias, amigos y otras personas que desde hace mucho tiempo habían estado
viviendo en la incertidumbre.
Los familiares de los soldados caídos se
pusieron en contacto con el Primer Ministro de Noruega, Kjell Magne Bondevik, para
solicitarle su ayuda para traer a estos noruegos de regreso a suelo patrio. El
Sr. Bondevik, el Primer Ministro de una de las naciones más ricas del mundo, y
ministro de profesión, dijo cínicamente a las familias de los caídos que esta empresa
era la responsabilidad de Alemania. Ante esto, tenemos que preguntarnos si después de tantos años de
incertidumbre para estos ciudadanos noruegos el gobierno de su país se iba a
mantener de brazos cruzados y en un perpetuo estado de negación histórica. El
hecho de que estos soldados ya habían pagado el precio más alto posible,
producto de una decisión tomada en otra época, parecía no tener ninguna
importancia, y ciertamente su ciudadanía no tendría peso en la postura del
gobierno de Noruega.
Los restos de varios soldados fueron
devueltos a sus familias en Noruega a través de la financiación privada. No fue
sino hasta marzo de 2007 que el Gobierno de Noruega decidió que iba a asumir
cierta responsabilidad por los soldados olvidados de Noruega. A esos efectos
contribuyeron con 1,000,000 de coronas noruegas (aproximadamente 160,000
dólares EE.UU.) suministrados con el propósito de financiar la búsqueda de los
restos de los soldados y para darles una sepultura adecuada en Rusia.
Irónicamente, Rusia, que es el país contra el cual lucharon, es quien les
brindó su última morada. Puede ser que esto sea una buena señal de que las relaciones
entre Noruega y Rusia están en buenos términos de vecindad. Sería bueno pensar
que los noruegos y los rusos están de acuerdo en que nunca más volverán a luchar
unos contra otros.
Las fotos de este artículo muestran
imágenes captadas en Kaprolat y Hasselmann durante las expediciones de 2003 y
2005. Si bien todos coinciden en que este lugar es muy bonito y pintoresco,
debe quedar claro que esto no es la forma o lugar en que los restos de estos
soldados deben ser conservados.
El Gobierno de Noruega posteriormente
concedió una suma de dinero para identificar los restos humanos encontrados en
Kaprolat y Hasselmann, así como para localizar otros voluntarios noruegos que
aún permanecen en la zona. Por ejemplo, gracias a las pruebas de ADN, los restos de Ran
Lykke Himberg fueron identificados. El Consulado de Noruega en San Petersburgo
organizó la operación para que los restos fueran devueltos a su familia en
Lillesand.
Los restos de otros 28 voluntarios
noruegos han sido retirados del lugar y llevados a San Petersburgo, bajo el cuidado
de la Administración de Servicios de Cementerios de Guerra rusos y el Consulado
de Noruega en esa ciudad. Estos restos se han guardado en pequeños ataúdes
numerados bajo el cuidado del Deutsche Volksbund Kriegsgräberfürsorge para su
identificación.
Para conocer más/fuentes:
http://www.frontkjemper.com/index_files/kaprolathasselmann.htm
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