Almirante Graf Spee |
Al amanecer del 13 de diciembre de 1939 el acorazado de bolsillo alemán Almirante Graf Spee se encontraba navegando hacia el Río de la Plata, en América del Sur, en busca de buques mercantes enemigos. El Graf Spee había estado operando en el sur del Atlántico y en el Océano Índico durante tres meses como parte de una exitosa campaña diseñada para interrumpir las líneas aliadas de suministro marítimo y con el propósito de atar las fuerzas navales británicas y francesas.
Nada menos que veintitrés buques de guerra aliados habían sido asignados activamente a encontrar y hundir el acorazado alemán. En esa fecha, el Graf Spee estaba destinado a enfrentarse a los dos cruceros británicos Exeter y Ajax y al crucero Aquiles de la Real Armada de Nueva Zelanda. Inicialmente, la tripulación del Graf Spee pensó que los cruceros eran buques mercantes. Por ello, el capitán Hans Langsdorf se dirigió hacia los cruceros sin conocer su verdadera identidad.
Graf Spee |
Al percatarse de que habían encontrado su presa, el Comodoro británico Henry Harwood, a bordo del Ajax, cambió el curso de su navío hacia su enemigo. El intenso cañoneo entre los barcos se inició cuando los separaban 20,000 yardas. Harwood dividió sus fuerzas navales, lo que complicaría el ataque de la artillería del Graf Spee. No obstante, ambos bandos comenzaron a golpear a su adversario desde temprano. El Exeter fue averiado por los cañones de once pulgadas de los alemanes, por lo que sus dos torretas delanteras de ocho pulgadas fueron destruidas. Adicionalmente, la tripulación del puente fue masacrada y el buque fue víctima de numerosos incendios. No obstante, el Exeter valientemente se mantuvo en acción hasta que su restante torreta dejó de funcionar. El Graf Spee también había sido repetidamente dañado por los proyectiles del Exeter y por los proyectiles de seis pulgadas de los otros dos cruceros. El acorazado alemán se ocultó tras una cortina de humo y se alejó, disparando contra el Ajax y el Aquiles, destruyendo dos de las torretas del Ajax.
Graf Spee en llamas |
Una hora y veinte minutos de intenso combate fue seguido por un día completo de búsqueda. El Almirante Graf Spee se dirigió a Montevideo, Uruguay, acosado por el Ajax y el Aquiles. Llegó a su destino poco después de la medianoche del 14 de diciembre y solicitó al gobierno el tiempo requerido para hacer reparaciones, informando a los uruguayos que había recibido cerca de setenta impactos. Los británicos decidieron mantener el buque de guerra alemán en puerto el mayor tiempo posible para que pudieran llegar refuerzos. Para ello recurrieron a artimañas diplomáticas e informes erróneos de que el portaaviones Ark Royal y el crucero Renown se encontraban cerca.
Mapa del estuario del Rio de la Plata |
En Montevideo, la Convención de La Haya se dejó sentir y entró en vigor. El Graf Spee se vio obligado a acortar su estadía en Uruguay en virtud de su artículo 12, que establece que: "...los buques de guerra beligerantes no pueden permanecer en los puertos o aguas territoriales de países neutrales por más de veinticuatro horas...", modificado por el artículo 14, que dispone: " Un buque de guerra de una nación beligerante no puede prolongar su estancia en un puerto neutral más allá del tiempo permitido, excepto por causa de los daños..." A esto hay que añadir que los diplomáticos británicos presionaron al Gobierno de Uruguay para que solicitara la salida del Graf Spee.
Crucero inglés Ajax |
El Capitán Langsdorf, con pocas municiones y con su barco dañado, estaba convencido de que pronto sería imposible escapar. Después de consultar con el Gobierno Alemán, alrededor de 800 marinos alemanes abandonaron el Graf Spee y abordaron el Buque alemán Tacoma. El 17 de diciembre el buque de guerra zarpó hacia el estuario del Río de la Plata y allí fue incendiado y hundido con explosivos.
Crucero Aquiles |
La tripulación del crucero fue a parar a Argentina donde, en la noche del 19 de diciembre de 1939, el Capitán Langsdorf se quitó la vida. La Batalla del Río de la Plata, la primera de muchas importantes batallas marinas durante la Segunda Guerra Mundial, levantó grandemente la moral y el prestigio de los británicos, pero a un costo considerable.
El mal herido Exeter estuvo fuera de la guerra durante quince meses. Las reparaciones del Ajax duraron hasta mediados de 1940. Los alemanes publicaron la noticia en el Reich de la heroica batalla mediante propaganda favorable, pero fueron los británicos lo que le sacaron mayor provecho a la victoria de sus navíos.
Para conocer más/Fuentes:
http://www.historyofwar.org/articles/battles_river_plate.html
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