King Tiger WSS

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domingo, 26 de septiembre de 2010

Historia alterna: Hitler y el petróleo del Medio Oriente

Hitler y sus generales
En 1945 el líder de la Alemania nazi se quitó la vida en un búnker subterráneo rodeado de los restos humeantes de su ciudad capital. Pero, ¿Cuan diferente hubiera sido la historia si Hitler hubiera hecho un bien pensado cambio de estrategia en 1941?; ¿Hubiera terminado la guerra con la victoria de las Potencias del Eje?; ¿Hubiera quedado América aislada al otro lado del mundo?

La realidad es que Adolf Hitler necesitaba petróleo. Para 1941 la máquina de guerra alemana - tanques, aviones, trasportes y camiones - pronto dejaría de ser efectiva sin una fuente de petróleo accesible y confiable. Hitler y sus aliados controlaban la mayor parte del continente de Europa, junto con ciertas áreas del Norte de África, pero desafortunadamente para el Fuhrer, el área de influencia de las Potencias del Eje adolecía de los recursos suficientes de petróleo para satisfacer sus necesidades. Este era un problema que Hitler necesitaba solucionar cuanto antes.
Ataque de una División Panzer 

En 1939 los alemanes habían firmado el pacto de no agresión con la Unión Soviética. Este documento tenía provisiones secretas que permitían la división de la mayor parte del este de Europa entre las dos potencias beligerantes. Para Hitler, el pacto alemán-soviético alivió su preocupación de tener que librar una guerra en su frente oriental a la vez que enfrentar a Inglaterra y Francia en el oeste. Para el líder soviético Stalin, el acuerdo significaba que podía a su vez concentrar toda su atención a un posible ataque a su flanco del este a manos de Japón, a la vez que reducía la posibilidad de un enfrentamiento entre el ejército rojo y la superioridad tecnológica-militar de Alemania por el momento.
Operación Barbarrosa
  
Para 1941, sin embargo, Hitler tenía la mayor parte de Europa occidental bajo su control. A pesar de que Hitler tenía: (a) acceso al petróleo de Rumania y (b) una cláusula a su favor en el pacto ruso-alemán mediante la cual los rusos habían acordado venderle petróleo, el Fuhrer sabía que estos suministros no eran suficientes para satisfacer el hambre creciente y la necesidad de combustible de la máquina de guerra alemana. Lo que el Fuhrer quería y ambicionaba eran los extensos campos de petróleo de la Unión Soviética ubicados en el Cáucaso. Por ello, en 1941 Hitler rechazó el pacto de no agresión y lanzó un ataque contra los rusos.
Operación Barbarrosa

Si bien es cierto que el deseo de petróleo no fue única razón de Hitler para iniciar una guerra contra Stalin, ya que existían otras consideraciones importantes tales como la oportunidad de expandir el imperio alemán hacia el este, no es menos cierto que la posibilidad de incautarse el petróleo ruso fue una motivación poderosa. Adicionalmente, Hitler creía que la Unión Soviética era débil debido a las purgas realizadas por Stalin al liderato del Ejército Rojo en la década de 1930. "No tenemos más que patear la puerta y toda la estructura podrida se vendrá abajo", comentó Hitler, de acuerdo con Albert Speer en su obra “Inside the Third Reich”.

A lo anterior hay que añadir que la batalla contra los rusos se luchó en el plano de las ideologías y la raza también: el fascismo contra el comunismo y la raza aria en contra de la raza eslava. Hitler, quien tenía una marcada tendencia a verlo todo en blanco y negro, expresó al respecto que el enfrentamiento sería una "guerra de aniquilación", en la que la Unión Soviética iba a ser destruida y las gentes de Europa del Este y Rusia o serían aniquilados o esclavizados.
21 Panzer División en Tunisia

El 22 de junio de 1941, el ejército alemán atacó a la Unión Soviética. Hitler esperaba que la Operación Barbarrosa fuera una corta que culminaría con la rendición de Stalin en menos de un mes. Hoy día sabemos que su juicio fue uno errado gravemente. La acción se prolongó hasta el final de la guerra en Europa en mayo de 1945 al costo de más de 5 millones de víctimas en el bando del Eje, más del 80% del total de las muertes del ejército alemán durante la guerra, y al precio de cerca de 20 millones de muertes en el bando soviético. El drenaje de recursos para el frente oriental fue tan grande que al presente se considera que fue una de las principales razones de la derrota de los nazis en la WW2. Al final serían las tropas soviéticas, no los británicos o los estadounidenses, quienes marcharían en la capital del Reich, Berlín, pocas horas después del suicidio de Hitler para evitar caer en manos rusas.

Aquí termina la historia según la conocemos en el siglo XXI. Ahora comienza la historia alterna. Es decir, en esta etapa bifurcamos la historia y nos adentramos al mundo de las infinitas posibilidades que ofrece la ficción histórica para efectos de este análisis.
General Rommell

¿Cuan distinta hubiera sido la historia si Hitler hubiera recorrido un camino diferente?; ¿Qué hubiera sucedido si se hubieran quedado al margen al menos por el momento las ideas expansionistas hacia el este y se hubieran concentrado los esfuerzos en obtener el petróleo que Alemania necesitaba para continuar la guerra en el Oriente Medio?

Al igual que en el presente, en el 1940 se sabía que algunos de los campos de petróleo más grandes del mundo se encuentran en Irán, Irak y Arabia Saudita. A partir de la primavera de 1941, estos se encontraban en manos aliadas. A partir de septiembre de 1940, sin embargo, Italia, bajo el dictador y aliado de Hitler Benito Mussolini, invadió el Egipto británico de Libia y atacó Grecia desde Albania. Las campañas de Mussolini no fueron un éxito total y Hitler se vio obligado a enviar tropas para ayudar a los italianos. No cabe duda de que esto pudo haber sido una molestia para Hitler en su momento. No obstante, la conquista de Grecia se pudo utilizar como un trampolín para nuevas iniciativas en el Oriente Medio. Si Hitler hubiera asignado el mismo número de divisiones que luego utilizó para invadir la Unión Soviética, o incluso un número menor, y hubiera avanzado hacia Siria o Turquía y luego hacia Irak, el ejército alemán pudo haber capturado los campos de petróleo del área con relativa facilidad.

Hoy día se especula que un plan similar pasó por la mente del Furher. De hecho, el 23 de mayo, en respuesta a un efímero golpe de estado del gobierno pro-británico en Irak, se emitió la Directiva del Furher número 30: un proyecto diseñado para apoyar el "Movimiento de la Libertad Árabe". Si se hubieran invertido mayores recursos en esta iniciativa es probable que la misma se convirtiera en una operación con el potencial de sustituir a Barbarrosa.

El historiador John Keegan, en su ensayo: “The Drive for the Middle East, 1941”, sugiere que para Hitler atacar a Irak vía Siria hubiera sido necesaria una estrategia de combate y conquista conocido como “island-hopping” que no era distinta a la utilizada más adelante en la guerra por los Estados Unidos contra Japón. Iniciada desde la isla italiana de Rodas, una exitosa invasión de Chipre hubiera colocado al ejército alemán en posición de asalto contra Siria con una fuerza anfibia. Con el ejército francés en Siria y el Líbano estimado en solamente 38.000 soldados sin equipo moderno o protección antiaérea, resulta fácil visualizar una victoria de las tropas alemanas bajo estas circunstancias.
Vehículos alemanes de
combate del desierto

La mayor dificultad con este plan hubiera sido la disponibilidad de buques y transportes marinos en suficiente número para mover las fuerzas de Hitler. La mayoría de los navíos adecuados se encontraban en el Mediterráneo Oriental y ya estaban en manos británicas.

Sin embargo, si este obstáculo se hubiera superado de alguna manera, el potencial de un ejército alemán abriéndose paso a través de la neutral Turquía hacia los los campos petroleros del Medio Oriente a través de Estambul hubiera sido muy positivo a los intereses del Eje. Interesantemente, Hitler sugirió interés en explorar este curso de acción en la Directiva del Furher número 32. En la misma se habló sobre el montaje de una fuerza en Bulgaria lo suficientemente poderosa para vencer cualquier resistencia de Turquía. Se contaba que la carencia de equipo militar moderno entre los turcos contrarrestaría su legendaria fortaleza como combatientes, por lo que no hubieran podido resistir un ataque nazi por mucho tiempo. Una vez conquistada Turquía, los ejércitos alemanes se hubieran encontrado al borde de los codiciados campos petroleros.
General Rommell

Inclusive, una estrategia como esta habría colocado a los alemanes en condiciones de atacar el Cáucaso y sus campos de petróleo desde el sur, de ser esa su intención. Un ataque desde esta posición habría eliminado gran parte del problema geográfico que obstaculizaba la Operación Barbarrosa desde el oeste. De hecho, todos los objetivos de la Operación Barbarrosa hubieran sido más fáciles de alcanzar si el ataque se hubiera pospuesto por un año hasta que Turquía estuviera asegurada debido a que el ejército alemán habría avanzado desde el sur y desde el oeste simultáneamente.

Otro factor que sugiere que un ataque alemán en el Medio Oriente en 1941 habría sido un éxito es la figura del Mariscal de Campo Erwin Rommell. Rommell y su 5ª División Liviana habían sido enviados a Libia a principios de 1941 para ayudar a los italianos, que acababan de experimentar una serie de pérdidas ante los británicos. Rommell, apodado "el Zorro del Desierto", venció a sus opositores en el Norte de África, a pesar de contar con recursos y tropas en menor número que los aliados y de adolecer de una cadena de suministros confiable. Rommell es generalmente reconocido por los historiadores como el mejor comandante del desierto de la WW2, pues era un líder agresivo que estaba dispuesto a correr riesgos ante la oportunidad de explotar la debilidad de un enemigo.
Montañas del Caucaso

Rommell se vio obstaculizado siempre, sin embargo, por falta de suministros y tropas. En 1942, por ejemplo, Rommell y su Afrika Korps logró despejar casi toda la resistencia aliada del Norte de África hasta llegar a Egipto, pero no pudo llegar más lejos debido a la falta de apoyo de Hitler.

Sólo podemos preguntarnos qué habría sucedido si Hitler hubiera invadido a través de Turquía o Siria en coordinación y suministrando el apoyo necesario a Rommell para que marchara a través de Egipto y Arabia Saudita hasta unirse a las tropas que avanzaban a través de Turquía. Con las fuerzas del Eje en esta posición es fácil imaginar un final muy diferente a la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes bajo el comando de Rommell, pudieron haber tomado la mayor parte del Medio-Oriente y luego penetrar hasta la India. Si Japón hubiera reciprocado por el este, ambos ejércitos se habrían encontrado victoriosos en Asia bajo el  control de gran parte del continente. Bajo estas circunstancias, Gran Bretaña hubiera podido resistir por algún tiempo, pero parece probable que al final las Potencias del Eje hubieran controlado gran parte del mundo, ante la impotente mirada de los Estados Unidos aislados en el hemisferio occidental.
Campos petroleros del Cáucaso

Evidentemente, los Estados Unidos no hubieran podido derrotar a las potencias del Eje sin ayuda. Mucho hubiera dependido de la reacción de Rusia a estos acontecimientos, y mucho hubiera dependido del control de los impulsos de Hitler de atacar a la Unión Soviética a destiempo.

Afortunadamente para el resto del mundo, este escenario no se materializó. Pero no deja de ser interesante la especulación histórica sobre las posibilidades de un desenlace distinto como parte del cual el mundo pudiera ser un lugar muy diferente.    


Para conocer más/fuentes:

“The Drive for the Middle East, 1941”, John Keegan




2 comentarios:

  1. Interesante artículo. Sin embargo tengo una crítica a la descripción del blog. Dice que no apoyan ninguna ideología política y eso es extremadamente difícil, si no imposible. La frase del último párrafo del artículo contradice esa falta de ideología: "Afortunadamente para el resto del mundo, este escenario no se materializó". Yo concuerdo con esta frase, pero muestra una ideología política contraria al nazismo. No veo nada negativo en tener una ideología política, eso no implica mentir ni apoyar extremismos, implica tener ciertas creencias sobre la realidad y sobre como debe actuarse para conseguir ciertos objetivos a gran escala. Decir en la bienvenida que "Creemos firmemente que la justicia social y la diplomacia es la manera sensata de resolver los conflictos entre los pueblos" es admitir tener una ideología política.

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  2. Jorge, la realidad es que tratamos de proyectar neutralidad en el manejo de los temas que elaboramos hasta donde sea posible, muchos de los cuales son de naturaleza delicada. Ser apolítico es dificil, según tu mismo reconoces. No obstante, la clave, creo yo, no es lograr distanciarse absolutamente de las ideas políticas, si no conseguir, mediante los temas que publicamos, un balance entre las distintas tendencias, de forma tal que el blog sea interesante y ameno, sin favorecer inusitadamente una u otra idea. Saludos.

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