Pervitin |
Las políticas del Partido Nazi favorecían y predicaban la abstinencia en nombre de la promoción de la salud nacional. No obstante, cuando llegó la hora de iniciar la Blitzkrieg, el alto mando del ejército no tuvo reparos en permitir el consumo de ciertas drogas y alcohol entre sus tropas, como parte de una política dirigida a incrementar su rendimiento y agresividad.
Así, Pervitin fue la droga más popular entre los soldados, aunque muchos otros se convirtieron en adictos a la morfina y al alcohol. Un caso emblemático se desprende de una carta con fecha 9 de noviembre de 1939, enviada por el soldado Heinrich Böll a sus "queridos padres y hermanos" quienes vivían en Colonia. El joven soldado destacado en Polonia escribió: "La situación está difícil aquí, y espero que entiendan si solo puedo escribir una vez cada dos a cuatro días. Hoy les escribo principalmente para pedir un poco de Pervitin...; Amor, Hein "
Pervitin, un estimulante que generalmente se conoce como “speed” hoy día, vino a ser la droga maravilla del ejército alemán. El 20 de mayo de 1940, el mismo soldado de 22 años de edad, escribió a su familia: "Tal vez me puedan conseguir un poco más de Pervitin, para que pueda tener una fuente de reserva." Y, en una carta enviada desde Bromberg el 19 de julio de 1940, escribió: "Si es posible, por favor envíenme un poco más de Pervitin." El hombre que escribió estas cartas, Heinrich Böll, se convirtió eventualmente en un escritor famoso. De hecho, en 1972 fue el primer alemán del periodo de la post guerra en ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Muchos de los soldados de la Wehrmacht tenían un alto nivel de Pervitin en su sistema en el campo de batalla, especialmente durante las campañas del Blitzkrieg contra Polonia y Francia. Al ejército alemán se le suministró con millones de tabletas de metanfetamina durante los primeros meses del 1940. Las drogas eran parte de un plan para mejorar el rendimiento de los pilotos, marineros y tropas de infantería. El liderato militar no solo autorizó el suministro liberal de esos estimulantes, sino que también permitió el consumo de alcohol y los opiáceos, en la medida en que creía que los efectos de estos estimulantes podían ayudar a conseguir la victoria sobre los aliados. No obstante, los alemanes fueron menos que diligentes en el estudio y tratamiento de los efectos secundarios de estas drogas, como la adicción y la disminución de las inhibiciones y controles morales.
Tropas alemanas |
Durante el breve período comprendido entre abril y julio de 1940, más de 35 millones de tabletas de Pervitin y Isophan, (una versión ligeramente modificada producida por la compañía farmacéutica Knoll) fueron suministradas al ejército alemán y a la fuerza aérea. Algunoas de las tabletas, conteniendo cada una tres miligramos de sustancia activa, fueron enviadas a las divisiones médicas de la Wehrmacht bajo el nombre clave de OBM, y luego se distribuyeron directamente a las tropas. Incluso, la droga fue tan popular, que se podía ordenar por teléfono, en caso de que fuera necesario un envío con urgencia. Los paquetes fueron etiquetados como "estimulantes", y la dosis recomendada era de una o dos tabletas "sólo cuando fuera necesario, para mantenerse despierto." Incluso entonces, los médicos estaban preocupados por el hecho de que la fase de regeneración después de tomar la droga era cada vez más larga, en adición a que sus efectos fueron disminuyendo gradualmente entre los usuarios frecuentes. En casos aislados, los usuarios tuvieron problemas de salud como sudoración excesiva y trastornos circulatorios, e incluso hubo algunas muertes. Leonardo Conti, en sus funciones como Ministro del Reich Alemán de la salud, quien era partidario de la creencia de Hitler en el ascetismo y la moderación, trató de restringir el uso de la tableta, pero su iniciativa sólo tuvo éxito limitado, por lo menos en relación a la Wehrmacht. Aunque Pervitin fue clasificado como una sustancia prohibida el 1 de julio de 1941, conforme a la Ley del Opio, diez millones de tabletas fueron enviadas a las tropas ese mismo año. Pervitin fue visto generalmente como un fármaco probado para ser utilizado cuando los soldados estuvieran sujetos tensión extrema. Un memorando a los médicos de la marina advertía lo siguiente: "Cada médico debe estar consciente de que Pervitin es un estimulante altamente potente que ayuda de manera activa y eficaz a ciertos individuos a alcanzar un desempeño sobre el promedio." Sus efectos eran seductores.
Invasión de Polonia |
Tomó casi seis meses para que este informe llegara a los comandos médicos de alto nivel. Pero su respuesta fue simplemente impartir nuevas directrices e instrucciones para el uso de Pervitin, incluyendo información sobre sus riesgos, que apenas diferían de las instrucciones anteriores. Así, las directrices para la detección y la lucha contra la fatiga, emitidas el 18 de junio de 1942, fueron las mismas que siempre habían sido: "Una dosis de dos tabletas administradas elimina la necesidad de dormir durante tres a ocho horas, y dos dosis de dos tabletas cada una, normalmente son eficaces durante 24 horas."
Hacia el final de la guerra, los científicos alemanes estaban aún trabajando en una píldora milagrosa para sus tropas. En el puerto alemán de Kiel, el 16 de marzo de 1944, el entonces Vice-Almirante Hellmuth Heye, quien más tarde se convirtió en un miembro del Parlamento con el Partido Demócrata Cristiano y en el jefe de Comisión Parlamentaria de Defensa, solicitó una droga que pudiera mantener a los soldados listos para la batalla, bajo condiciones en que se les pedía seguir luchando más allá de un período considerado normal, mientras que al mismo tiempo mejorara su autoestima.
Rendición de Polonia |
Por otra parte, el alcohol, que era considerado como la droga del pueblo, también fue ampliamente distribuido en el ejército alemán. Refiriéndose al alcohol, Walter Kittel, un General en el cuerpo médico, escribió que "sólo un fanático era capaz de negarle a un soldado algo que puede ayudarle a relajarse y disfrutar de la vida después de que se ha enfrentado a los horrores de la batalla." Los oficiales distribuían alcohol a sus tropas como una recompensa, y el aguardiente se vendía de forma rutinaria en las comisarías militares. El mando militar se hizo la vista larga ante el consumo de alcohol, siempre y cuando no se convirtiera en embriaguez pública entre las tropas, según el historiador de Friburgo Peter Steinkamp, un experto en abuso de drogas en la Wehrmacht. Sin embargo, en julio de 1940, después de que Francia fue derrotada, Hitler dio la orden siguiente: "Espero que los miembros de la Wehrmacht que participen en actos criminales como resultado del abuso del alcohol sean severamente castigados”…“los perpetradores de delitos graves, incluso pueden esperar "una muerte humillante."
Pero las tentaciones del licor fueron aparentemente más poderosas que las amenazas del Führer. Sólo un año después, el Comandante en Jefe del Ejército Alemán, el General Walther von Brauchitsch, llegó a la conclusión de que sus tropas estaban cometiendo "las infracciones más graves" a la moral y la disciplina, y que el culpable era "el abuso del alcohol." Entre los efectos adversos del abuso de alcohol citó peleas, accidentes, maltrato de subordinados, la violencia contra los oficiales superiores y "delitos relacionados con actos sexuales antinaturales". El General pensaba que el alcohol ponía en peligro la disciplina dentro del ejército.
Según una estadística interna elaborada por el jefe del cuerpo médico, 705 muertes de militares entre septiembre de 1939 y abril de 1944 podrían estar directamente relacionadas con el alcohol. La cifra oficial fue probablemente mucho mayor, debido a los accidentes de tráfico, los accidentes con armas y suicidios, que fueron causados con frecuencia por el consumo excesivo de alcohol. Los médicos fueron adiestrados para referir a los alcohólicos y adictos a drogas a las facilidades de tratamiento. De acuerdo a una orden emitida por el servicio médico, esta medida tenía la ventaja de que podía extenderse por tiempo indefinido. Una vez ingresados a estas instalaciones, los adictos eran evaluados bajo las disposiciones de la Ley para la Prevención de la Descendencia con Enfermedades Hereditarias, e incluso podrían ser sometidos a esterilización forzada o la eutanasia.
En la medida en que la guerra avanzaba, el número de casos en los que los soldados quedaron ciegos o incluso murieron después de consumir alcohol metílico comenzó a aumentar. De 1939 en adelante, el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Berlín consistentemente denominaba el alcohol metílico como el principal factor de muertes a causa de la ingestión accidental de sustancias tóxicas. Por ello, la ejecución de un oficial de 36 años de edad en Noruega en el otoño de 1942 tuvo la intención de servir de ejemplo. El oficial, que era un conductor, había vendido cinco litros de alcohol metílico, que según él podía ser utilizado para producir licor, a una unidad de infantería de defensa anti-tanque. Varios soldados cayeron enfermos, y dos murieron. El hombre, considerado y denominado como un enemigo del pueblo, fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento. De acuerdo con la orden diaria emitida el 2 de octubre de 1942, la pena debía ser anunciada a las tropas y unidades auxiliares, y sería utilizada como una herramienta y como disuasivo para las violaciones repetidas e insistentes. Sin embargo, los soldados, al parecer, sentían que cualquier cosa que pudiera ayudar a escapar de los horrores de la guerra era justificable.
Invasión de Polonia |
Para evitar un estallido de morfinismo, tal y como ocurrió después de la Gran Guerra, el profesor Otto Wuth, un sargento -psiquiatra de consultoría para los altos mandos médicos- militares, escribió una "Propuesta de Lucha contra la Morfinismo" en febrero de 1941. Según la propuesta de Wuth, todos los heridos que se convertían en adictos como resultado del tratamiento debían ser registrados en la Junta Médica del Distrito, donde podían ser legalmente previstos con morfina y rutinariamente examinados y enviados a centros de tratamiento y rehabilitación. De esta manera, Wuth concluyó, los adictos a la morfina se podían rehabilitar, de forma tal que se evitara que todo el grupo se convertirse en criminal.
El alto mando alemán era más indulgente con los que se convertían en adictos a las drogas como resultado de la guerra que con los alcohólicos, probablemente debido a que el ejército estaba consciente de que podrían ser responsabilizados por la dispensación de los medicamentos como parte de una política institucional.
Para conocer más/Fuentes:
http://www.dererstezug.com/Pervitin.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario