![]() |
Espejo acústico |
A principios del verano de 1934, las verdes colinas del condado de Kent ya no eran tan idílicas y contemplativas como en el pasado. Durante casi 12 años, William Tucker Sansome había estado viniendo a la zona costera, ubicada en el sureste de Inglaterra, para continuar con sus experimentos. Pero en esos días de mayo, su papel se había convertido en el de un anfitrión en lugar de un científico. Las visitas constantes del personal militar inglés mantuvieron al físico totalmente ocupado organizando la llegada y la salida de sus invitados.
Entre los visitantes se encontraban altos funcionarios del Ministerio del Aire, así como conocidos colegas científicos, como el escocés Robert Watson-Watt, los cuales querían ver por sí mismos los progresos realizados en el campo de la detección acústica. Sobre todo, querían ver la imponente tecnología que había hecho posible el seguimiento de aviones en vuelo, antes de ser detectables por el oído humano, o, sorprendentemente, incluso la vista.
![]() |
Espejo acústico |
![]() |
Espejo acústico |
Una visita a las instalaciones de investigación cerca de la ciudad de Hythe ofreció a los altos funcionarios la sensación de que una solución a este problema podía estar a la mano. Esta percepción se afianzó cuando vieron el misterioso sistema de alerta temprana, que se había construido cerca de las playas de guijarros de la costa de Kent, el cual tenía la forma de varias conchas monumentales de hormigón armado. Estas se colocaron a lo largo de la costa, de frente al Canal Inglés, semejando orejas de gran tamaño.
Tucker los llamó "espejos de sonido", ya que eran capaces de reflejar y amplificar el ruido de los motores de las aeronaves que llegaban a las costas. Al reflejar las ondas sonoras en sus superficies curvas y concentrarlas en un punto focal, tal y como si fueran rayos de luz en una lente óptica, se podía computar la dirección del avión a partir del punto de sonido más fuerte.
![]() |
Interior de uno de los centros de detección y transmisión acústica |
![]() |
Espejo acústico |
![]() |
Espejo acústico |
Aunque en ese momento no se acercaron aviones lo suficiente, la funcionalidad del espejo de piedra caliza quedó demostrada, sin embargo, más tarde, durante la guerra. El gobierno británico encargó a un grupo de científicos en el servicio militar, incluyendo al físico William Sansome Tucker, la operación de una estación de acústica de alerta temprana en los acantilados de piedra caliza de Kent durante en la primavera de 1918, época en que ocurrió un ataque alemán a Londres.
![]() |
Espejo acústico |
![]() |
Espejo acústico |
Cuando el sexto espejo se completó en 1930, éste había superado todos los récords anteriores en sus dimensiones, pues consistía de un muro curvo de 60 metros de longitud y ocho metros de altura. Y no sólo las dimensiones eran nuevas, sino también el tipo de dispositivo para escuchar. Además de los tradicionales puestos de escucha frente a la pared, Tucker utilizó una de sus invenciones anteriores, consistente de un micrófono eléctrico. Ese funcionó como un indicador de las ondas de sonido. Así, cuando las ondas golpeaban el cable caliente del micrófono, el mismo se enfriaba y cambiaba la resistencia eléctrica y la fuerza de la corriente eléctrica.
![]() |
Espejo acústico |
Con un alcance de unos 20 kilómetros, el mega-espejo finalmente comenzó a dar los resultados deseados. En el Ministerio del Aire, el plan evolucionó hasta convertirse en un gran proyecto que incluía una cadena de 45 espejos de sonido de 60 metros complementados por 60 de nueve metros de altura a ser construidos a lo largo de la costa del condado de Norfolk, sobre el estuario del Támesis, hasta Dorset, en el suroeste de Inglaterra, para hacer imposible que los aviones enemigos se acercaran al Reino Unido sin ser detectados al volar por el Canal Inglés.
En el verano de 1932, la Real Fuerza Aérea comenzó la capacitación del personal en el uso de los espejos de sonido Hythe. El trabajo con el estetoscopio requería paciencia, extrema resistencia y concentración. Además, fue necesario capacitar al personal para que desarrollaran destrezas de comunicación telefónica rápidas y exactas, las cuales eran necesarias entre los operadores del puesto de escucha, los oficiales en la sala de control y en los cuarteles de mando.
Tucker y sus colegas se valieron de maniobras militares anuales para afinar sus instrumentos. El sistema de micrófonos tuvo que seguir el ritmo del rápido desarrollo de la tecnología de las aeronaves, y tenía que ser sensible a los diferentes sonidos y motores. Además, los aviones eran cada vez más rápidos. Sumado a estos retos, esta tecnología tuvo que lidiar con los molestos ruidos de fondo del desarrollo urbano y del tráfico.
![]() |
Espejo acústico |
Sin embargo, en agosto el Ministerio detuvo los planes de la estación de investigación repentinamente. El trabajo fue suspendido temporalmente hasta finales de septiembre, debido a que se habían desarrollado métodos de detección alternativos.
De hecho, en septiembre de 1935, una mejor alternativa ya había sido encontrada. El físico escocés Robert Watson-Watt había estado experimentando con ondas de radio desde hacía varios años, y recientemente había utilizado esta tecnología para comunicarse de forma inalámbrica con los pilotos. Ahora existía otro uso potencial para la misma. Al transmitir ondas de radio hacia las aeronaves, las cuales se reflejaban de vuelta a la estación de tierra, se podía localizar el avión con exactitud. La nueva técnica se denominó Radio Detección o radar. Con el tiempo llegaría a desempeñar un papel importante en la defensa de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial, y pasaría a ser el componente fundamental de toda la defensa aérea moderna. La tecnología del espejo cóncavo estaba obsoleta ante los nuevos desarrollos.
Tucker y sus colegas, sin embargo, continuaron su trabajo en la estación de investigación Hythe hasta el final de la década. No fue sino hasta 1939 que los oficiales del ejército decidieron abandonar la idea del espejo de sonido para siempre. Se planificó demoler los espejos existentes. Al mismo tiempo, Tucker comenzó su último año como director del centro de investigación. Al científico le resultó difícil separarse de su trabajo científico, por lo que solicitó al Departamento de Guerra extender su servicio, lo que fue en vano.
En febrero de 1940, su trabajo terminó. Sin embargo, el plan para destruir los espejos no llegó a ejecutarse. Aunque uno de los espejos de sonido de seis metros de altura en Hythe simplemente se cayó durante la década de 1980, el resto se han mantenido intactos como extrañas reliquias de una tecnología casi olvidada.
Para conocer más/Fuentes:
http://www.spiegel.de/international/zeitgeist/0,1518,765771-2,00.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario